LA SOLEDAD EN LAS MUJERES
Tenemos la falsa concepción de mujer sola al referirnos a mujeres
solteras, divorciadas o viudas, atribuyendo la soledad a la ausencia
de compañero sexual. Nada más lejos de la verdad, ya que en el
medio hay muchas mujeres con un hombre al lado que son ignoradas
completamente y sólo sirven para satisfacer necesidades biológicas
del compañero, que van desde servicios domésticos de limpieza de
casa, comida y aseo de ropa hasta actividad sexual genitalizada o
individualista.
Las mujeres solas están presentes en muchos hogares donde hay un
patriarca que domina y decide, hijos que demandan servicios de sus
madres, quienes viven en una soledad que las asfixia y las sume en
depresiones severas, terminando su vida dependientes de tranquilizantes
y anti-depresivos que de alguna forma las vuelven indiferentes al
aislamiento social y afectivo de sus familias.
Las mujeres solas que invaden el ámbito público del trabajo
remunerado pueden sobrevivir al crear espacios de satisfacción per-
sonal dentro de las ofertas sociales de esparcimiento o superación
personal, académica, etc.
Me atrevería a decir que el estado civil es el que menos determina la
soledad y que la mayoría de mujeres “solas” se mueven en las casas
de hombres autoritarios y castrantes que cubren sus espacios y las
ahogan de quehaceres domésticos, dejándolas sin espacios para pensar
en ellas mismas y mucho menos de tener satisfacciones propias que
les generen alegría de vivir, conformándose con los éxitos del resto de
la familia.
La soledad está unida a la ausencia de espacio, a la incapacidad de
decidir. Es una percepción personal de aislamiento y de no presencia,
de no-aceptación y de caer en la categoría de no ser para mí y para
nadie.
Las mujeres solas se mueven sin presencia en los diferentes ambientes
del quehacer social, sus opiniones no cuentan en el hogar, en la pareja,
para los hijos, en el trabajo, son ignoradas del mundo que las rodea y
ellas más que todo se perciben solas.
El trabajo remunerado y externo al mundo privado del hogar no exime
a muchas mujeres del trabajo doméstico, que se vuelve más pesado
con los hijos que no comparten tareas domésticas y recargan a las
mujeres. Estas son el grupo de mujeres solas más expuestas a las
depresiones o a otro tipo de enfermedades.
El trabajo remunerado que genera independencia económica y que
al mismo tiempo permite libertad de elegir, terminar o continuar con
una relación de pareja que lastima o violenta nuestros derechos o que
abre espacios de satisfacción personal, este es un tipo de trabajo que
permite trascender la soledad y superar la esclavitud o sumisión a la
que el medio nos somete.
Abrir espacios no tradicionales para las mujeres y romper barreras
de discriminación de género permiten también superar la soledad.
No caigamos en la simplicidad cotidiana de atribuir la categoría de
mujeres solas a un estado civil determinado, dependiente siempre de
la ausencia o presencia del género masculino, y conozcamos el valor
real de la soledad unida a la discriminación de género o a la exclusión
social.
Septiembre 2002.