¿Y DESPUÉS DE LA MARCHA,QUÉ?
Ya transcurrió un mes desde la impresionante y exitosa Marcha
por la Paz el pasado 14 de Mayo, en la que tanto las
autoridades como el pueblo en masa demostraron el grado
de preocupación que impera en la ciudadanía a consecuencia de los
acontecimientos sanguinarios que se vienen desarrollando desde hace
algún tiempo en nuestro país.
Esta demostración de civismo estaba dirigida también a protestar
por la indiferencia, tibieza y apatía de los gobernantes a realizar un
plan inmediato y efectivo para parar este ambiente de temor e insegu-
ridad que impera en el país y que está afectando notablemente la vida
económica, social y cultural de Honduras.
Para darle seguimiento a la marcha, los miembros del movimiento
Honduras en Paz se reunieron la semana pasada y tocaron varios puntos
para comenzar la segunda fase.
A saber,
a) Disminuir los índices de violencia, no solamente seña-
lándolos sino buscando el fortalecimiento de la seguridad ciudadana
con el apoyo de la municipalidad y el gobierno.
b) El rescate de los
valores morales en los centros educativos, pero sobre todo tratar de
fomentarlos en el seno familiar, donde comienza la formación del in-
dividuo.
c) La construcción del nuevo centro penal con planos finan-
ciados por empresarios afiliados a la Cámara de Comercio e Industrias
de Cortés.
Este centro crearía la posibilidad de una verdadera rehabilitación
para el privado de libertad, que debe ser devuelto a la sociedad como
una persona preparada para realizar buenas acciones.
d) Los medios
de comunicación deben desempeñar un papel orientador y formador,
con la adecuada divulgación de los hechos delictivos, de tal manera
que no se incentive más la violencia.
e) El fortalecimiento de la Policía Nacional en todas sus áreas; no
solamente los policías de prevención y de investigación sino también el
Poder Judicial.
Esta iniciativa por la paz y los planes subsiguientes están muy bien,
si se llevan a cabo. Y ojalá así sea. Pero conseguir la paz, hacer una
Honduras mejor, implica un compromiso serio, un llamado auténtico
de conciencia, una ardua tarea que todos hemos de realizar. Desde la
familia hay que comenzar por suprimir lenguaje y música violentos, en
el trabajo y en todo lugar. No fomentar películas ni videos de terror ni
muerte. Cuidar la naturaleza. Limitar el uso de agua, de la energía
eléctrica, del combustible. Evitar el derroche y el desperdicio de los
bienes renovables y no renovables. Preocuparnos e interesarnos real-
mente por el necesitado, aprender a servirle como modo de vida, re-
flejar el amor cristiano que debería ser el distintivo más sobresaliente
del cristiano... Que se note que amamos a Honduras...
Junio, 2008.