Este 2005 ha sido declarado como Año Internacional del Microcrédito, con el fin de reconocer el valor que tiene este tipo de financiación para paliar la pobreza en los países menos desarrollados, en los que el acceso a los créditos bancarios es sencillamente imposible. Muhammad Yunnus, economista de Bangladesh y profesor en la Universidad de Tennessee, es el ‘inventor’ de los microcréditos, después de darse cuenta de que sus teorías económicas no servían de mucho, cuando miles de personas estaban muriendo de hambre en el mundo, ya que la gente con recursos escasos estaba totalmente imposibilitada para acceder a los préstamos financieros. Según la revista Vida Nueva, Yunnus, a partir de l974, “debido a la hambruna que asolaba Bangladesh (uno de los países más pobres y poblados del mundo) fue consciente de que sólo se puede salir del pauperismo superando las leyes del mercado, proporcionando créditos solidarios sin garantías a los más necesitados para que puedan realizar una actividad independiente y creativa. En 1976, a pesar de la enorme resistencia y de los numerosos rechazos de las entidades bancarias de su país, Yunnus consiguió fundar el Banco Grameen (Banco de los Pobres), que benefició a dos millones de per- sonas, propietarias del banco, en su mayoría mujeres (94%), que reunidas en grupos de cinco, solidarias y responsables, consiguieron reembolsar sus pequeños préstamos en contra de lo esperado. Hoy día este banco trabaja en 35 000 aldeas de ese país, tiene más de un millar de sucursales y unos l2 000 empleados. Cada mes presta entre 30 y 40 millones de dólares, con un saldo vencido que apenas llega al 2%. Otra organización pionera en este sistema es Acción Internacional que, con sede en Boston, otorga pequeños préstamos con el objetivo de reducir el desempleo y la pobreza. Desarrolla sus actividades en 15 países latinoamericanos, cinco de África y en 30 localidades estadounidenses. Los créditos iniciales en América Latina y en África son de 100 dólares ––500 en EUA–– y el monto promedio es de 600 dólares. La pobreza que vio en su país llevó a Yunnus a crear un sistema que ha sido estudiado y analizado por todos los economistas y financieros del mundo. Él utilizó el ejemplo de un árbol bonsái. Es un árbol grande y alto, pero al ponerlo en una pequeña maceta sólo se convierte en un árbol pequeño. “No crece más porque no tiene el apoyo para crecer. Los pobres son iguales que cualquier ser humano, con toda la capacidad que tiene cualquier otra persona, pero no tienen apoyo de la sociedad. La pobreza es generada por el sistema que hemos creado alrededor de ellos. Todo el mundo está de acuerdo pero, ¿qué hacemos para remediarlo? Esa es la pregunta que tenemos que seguir planteándole cada día a nuestros gobiernos”. Abril 2005.
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