Hay muchas parejas listas para contraer matrimonio que no están preparadas para la seriedad del paso que van a dar, y lo más serio aún es que se casan sin suficiente responsabilidad. Parecen estar demasiado dispuestas a separarse si algo va mal, confiando en que la segunda vez les irá mejor. Por favor, antes de casarse tomen unos momentos para preguntarse a ustedes mismos el siguiente cuestionario de los Cristóforos, con- testando cada uno separadamente. Al final comparen y platiquen: –– ¿Qué espera del matrimonio? ¿De la vida? ¿Cuáles son sus metas? –– ¿Cuál es el punto más fuerte de su relación actualmente? ¿Y el más débil? –– ¿Qué piensa con respecto a tener hijos? ¿Con respecto al sexo? ¿A la religión? ¿A la relación con la familia y los amigos? ¿A las carreras profesionales y al dinero? –– ¿Cómo va a equilibrar las exigencias del trabajo, del hogar y de la familia? –– ¿Reconoce las distintas formas que cada uno de los dos tiene con respecto a relaciones y problemas? –– ¿Está usted buscando la perfección? ¿O pensando que podrá lograr cambios en su novio o novia? ¿Tiene demasiada ansiedad por casarse? –– ¿Hay ciertas cualidades sin las cuales usted no podría vivir? ¿Cuáles con las cualidades básicas que exige? –– ¿Sus familiares y amigos le han aconsejado que reconsidere su compromiso? ¿Ha contemplado este consejo cuidadosamente? –– ¿Cómo ha respondido a este cuestionario? ¿Y su prometido o prometida? El matrimonio significa evolucionar juntos, aprender juntos, descubrir juntos. Pero también significa conocer ciertas cosas antes de que todo comience. El compromiso es la época cuando se debe decidir si la relación se convertirá en matrimonio... el matrimonio no es para egoístas, sino para gente con madurez. La boda es sólo un día, mientras que el matrimonio es por el resto de sus vidas. Antes de dar el sí las parejas comprometidas necesitan pensar y conversar; observar lo que el matrimonio es y no es... separar el mito de la realidad. Los novios necesitan tiempo para evaluar lo que toda una vida de matrimonio le significará a cada uno como individuo, como pareja y como familia. El hombre y la mujer son distintos. Piensan, discuten, resuelven y actúan en forma diferente. Además, cada uno enfoca la intimidad de modo diverso y muchas veces hasta en actitudes contrarias. Dios los hizo así porque en el matrimonio se complementan muy bien el uno con el otro. La regla de oro en el matrimonio es “amarse el uno al otro” para siempre, con sus virtudes y sus defectos. Para lograr esa unión feliz se requiere dedicación, esfuerzo y sacrificio durante toda la vida. Se ne- cesita evitar toda relación sexual fuera del cónyuge. Hay que co- municarse abierta, sinceramente. Y finalmente, se deben respetar los momentos de soledad de cada uno. “Padre: Tú nos hiciste a ambos. Nos amas y nos conoces tan bien. Fue tu mano la que nos condujo el otro hacia el otro. Ahora, que nos preparamos para comenzar nuestro camino juntos, unidos por el amor, nos volvemos hacia Ti. Ayúdanos a ser bondadosos el uno con el otro, a escucharnos con generosidad, a apoyarnos con firmeza, a ser para el otro el mejor amigo”. “Nunca dejes que demos todo por sentado, con una seguridad falsa. Ayúdanos a comprender que, aun en momentos de rabia, es el amor el que nos unió. Llena cada día con un nuevo descubrimiento sobre nuestro amor y enciende tu chispa en nosotros. En los buenos momentos y en los malos, en nuestras alegrías y penas, no nos abandones. Guíanos, sosteniéndonos en tu bondadoso abrazo. Amén”. Julio 1998.
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MIMI PANAYOTTI BIENVENIDO
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