El Instituto Nacional del Abuso de Drogas en Estados Unidos
declara que “la adicción se define como una enfermedad crónica
del cerebro, con recaídas, caracterizada por la búsqueda y el
consumo obsesivo de drogas, a pesar de sus consecuencias dañinas.
La adicción se considera como una enfermedad del cerebro porque
las drogas causan cambios en el mismo, en su estructura y en su fun-
cionamiento. Estos cambios en el cerebro pueden durar mucho tiempo
y pueden llevar a comportamientos dañinos en las personas que abusan
de las drogas”.
Los resultados de la adicción pueden ser horribles para la mente,
cuerpo y alma de una persona. El abuso del alcohol y drogas ilícitas
contribuye a la muerte de más de 100 000 personas y a un gasto de
medio billón de dólares al año.
En Honduras las cifras no son tan altas pero es impresionante la
cantidad de jóvenes que día a día están sucumbiendo a la tentación de
probar alguna droga y poco tiempo después hacerse adictos a ella.
Los niños y adolescentes están expuestos a las drogas desde la escuela
primaria y secundaria y se sienten presionados por amigos que abusan
de las drogas. Otros piensan que el alcohol o la marihuana aliviarán su
ansiedad en situaciones sociales y deportivas.
Casi todas las drogas pueden alterar la salud del cuerpo humano. El
alcohol daña el hígado, el cerebro y otros órganos. La marihuana per-
judica la memoria a corto plazo y al aprendizaje, además de la atención
y la coordinación. La persona que abusa de la cocaína, un estimulante
de corta acción, puede sufrir daños a su sistema cardíaco, respiratorio,
nervioso y digestivo.
Hoy en día, gracias a Dios, las adicciones al alcohol, las drogas, los
juegos de azar y a muchas otras sustancias y comportamientos son
generalmente reconocidas por profesionales médicos, investigadores
y científicos especialistas en comportamiento como enfermedades del
cerebro que afectan la conducta humana. Pero la recuperación de la
adicción a las drogas y al alcohol es un camino largo y difícil. La adicción
no puede ser curada, puede ser controlada.
El primer programa de 12 pasos fue el de Alcohólicos Anónimos,
cuyos principios han sido la base para muchos otros de recuperación.
El seguir los pasos implica:
Admitir que uno no puede controlar la adicción. Reconocer que
existe un poder más grande que nos puede dar la fuerza. Examinar los
errores pasados con la ayuda de un patrocinador. Hacer enmiendas a
estos errores. Aprender a vivir una nueva vida con un nuevo código de
comportamiento. Ayudar a otros que sufren de las mismas adicciones.
Si usted tiene alguna adicción tiene esperanza, pero busque ayuda
pronto...
Agosto, 2009.
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