Los grandes transatlánticos, botes de vela, barcos medianos y pequeños, cayucos, lanchas y cualquier otro medio de transporte acuático tienen algo en común: la lapa. La lapa es un molusco marino gasterópodo, de concha cónica, que vive adherido a las rocas y a las embarcaciones. Estos pequeños seres vivientes se pegan al casco de todos los vehículos marinos ocasionando serios problemas. A pesar de que los barcos pueden pesar varios miles de toneladas, después de seis meses de estar en el agua alcanzan una capa de dos a tres pulgadas de espesor debido a estos crustáceos, llegando a alcanzar hasta un sobrepeso de 100 toneladas más sobre su peso original. Se van acumulando y creciendo constantemente, agregándole no sólo peso a la embarcación sino que también aumentan la cantidad de turbulencia al deslizarse el barco en el agua. El peso aminora significativamente la velocidad, decrece su maniobrabilidad y aumenta la necesidad de dar más fuerza motriz. Si la lapa se deja indefinidamente inhabilita por completo la embarcación. Y es por esta causa que el capitán saca periódicamente la embarcación del agua para raspar la lapa y limpiar muy bien el casco. A los humanos nos pasa lo mismo; a medida que navegamos por la vida vamos adquiriendo lapa, vamos cubriendo nuestras almas y nuestras conciencias y llega un momento en que ya no podemos ver el horizonte y nos sentimos tan pesados que no podemos seguir adelante. ¿Cuáles serían estas lapas en nuestras vidas? Pues, son nuestras actitudes negativas, nuestros temores o desconfianzas sin fundamento, nuestras limitaciones, nuestros pensamientos y patrones erróneos, nuestra adhesión a las cosas materiales, nuestras faltas contra la honestidad y la fidelidad, nuestras mentiras y prejuicios, nuestra indiferencia hacia Dios y hacia el prójimo. En resumen, podemos decir que lapa es cualquier impedimento, obstáculo, tormenta o traba que mentalmente nos hala hacia abajo e interfiere con nuestros propósitos y habilidades para manejar correctamente nuestros asuntos, aumentando la cantidad de turbación en nuestras vidas. Mientras más lapa tengamos debido a falsas creencias y pensa- mientos, más lento será el desarrollo de nuestro verdadero ser. Las lapas nos atrasarán significativamente impidiendo nuestro progreso espiritual. De cada uno de nosotros depende el interés de librarse de estas lapas, raspándolas en su totalidad para así poder soltar los conceptos, temores y pensamientos indeseados. Para poder movernos con rapidez y sin mucho esfuerzo hacia adelante, debemos librarnos del exceso de peso del pasado y aliviar nuestras conciencias de todo malestar inte- rior. El amor de Dios es el suave soplo de la brisa, es el bálsamo que arranca todos los tumores, es el consuelo para el corazón abatido, es la realización del científico y del iliterato, es la esperanza de la resu- rrección, es la alegría del pobre, es lo realmente importante... ¿Cómo conseguiremos este amor infinito de Dios? ¿Cómo nos li- braremos de la lapa? ¿Cómo procederemos aceleradamente hacia el objetivo de nuestro total desarrollo? Por medio de las armas que nos facilita la palabra de Dios. Con- versión, arrepentimiento, oración, ayuno, sacrificio, penitencia, perdón, reconciliación, confesión de nuestras faltas, sacramentos, perseverancia, paciencia y santidad. Y nada mejor ni más apropiado que practicarlas en este tiempo de Adviento. Por favor, no dejemos que la lapa nos arrastre hacia el fondo, libré- monos de todo exceso de equipaje; usemos las armas correctas y sobre todo recordemos que no estamos solos en este viaje por la vida, al final encontraremos a ese Alguien que nos recibirá con los brazos abiertos... Diciembre l994.
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MIMI PANAYOTTI BIENVENIDO
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