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Foto del escritorMimi Panayotti

¿QUÉ HACER CON LA CORRUPCIÓN?

Aunque la corrupción ha existido a través de la historia y conocemos

muchos casos antiguos de esa crisis social, parece ser que en los

últimos años la corrupción ha florecido en casi todos los ámbitos de la

vida moderna, especialmente en la política. La corrupción se encuentra

generalizada por todos los continentes, como una enfermedad terrible

que está socavando los cimientos de los países y de los gobiernos. El

desencanto, la impotencia y el temor de no parar esta degeneración

moral parecen flotar en la sociedad.

Es necesario que hagamos un alto para meditar, para hacer un

profundo examen de conciencia y replantearse la verdad y los sistemas

vigentes. Urge moralizar la economía e inventar un nuevo proyecto

humano.

Todos los días podemos leer en la prensa, escuchar en la radio o ver

en la televisión, nuevos casos de abusos, sobornos, perversiones,

robos, deshonestidades, violaciones o injusticias (todos los azos) que

piden a gritos una correcta apreciación de los valores morales y religiosos. Debemos encontrar los criterios adecuados de discernimiento

para salvar a la humanidad de un caos fatal, de una aniquilación peligrosa para el futuro de nuestros nietos, de nuestros hijos.

Lo más normal en nuestros jóvenes es aceptar como modelos a hombres y mujeres que han tenido éxito en el ámbito de la riqueza y del

lujo. Se acepta como prototipos a individuos que de cualquier manera

han alcanzado cierto estatus social. Se menosprecia a los más desfavorecidos y se aplaude a los adquisidores de fortunas rápidamente

obtenidas. Con esta mentalidad, lo importante es tener una “desmesurada exaltación del dinero” a cualquier precio, sin tomar en cuenta

ninguna razón ética.

Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es

imprescindible una renovación personal radical y social que pueda proporcionar justicia, honestidad y transparencia. Hay que crear una economía, un sistema que esté al servicio del hombre. Hay que vencer los

egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y

de valores.

El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de

mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser

humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se

toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la

sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.

La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los

hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y

religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la

sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos

cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre

el capital.

Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general

y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con

fuerza y amor, basados en el encuentro personal con Dios.

Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos

inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y

necesaria, pero no quedarse allí, sino comenzar cada uno a limpiar su

casa, su trabajo, sobresalir por su honradez, por su dignidad, por su

exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,

por dar la cara.

Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos

que para Dios nada es imposible...

Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es

imprescindible una renovación personal radical y social que pueda proporcionar justicia, honestidad y transparencia. Hay que crear una economía, un sistema que esté al servicio del hombre. Hay que vencer los

egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y

de valores.

El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de

mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser

humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se

toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la

sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.

La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los

hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y

religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la

sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos

cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre

el capital.

Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general

y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con

fuerza y amor, basados en el encuentro personal con Dios.

Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos

inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y

necesaria, pero no quedarse allí, sino comenzar cada uno a limpiar su

casa, su trabajo, sobresalir por su honradez, por su dignidad, por su

exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,

por dar la cara.

Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos

que para Dios nada es imposible...

Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es

imprescindible una renovación personal radical y social que pueda proporcionar justicia, honestidad y transparencia. Hay que crear una economía, un sistema que esté al servicio del hombre. Hay que vencer los

egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y

de valores.

El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de

mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser

humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se

toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la

sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.

La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los

hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y

religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la

sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos

cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre

el capital.

Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general

y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con

fuerza y amor, basados en el encuentro personal con Dios.

Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos

inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y

necesaria, pero no quedarse allí, sino comenzar cada uno a limpiar su

casa, su trabajo, sobresalir por su honradez, por su dignidad, por su

exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,

por dar la cara.

Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos

que para Dios nada es imposible...

Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es

imprescindible una renovación personal radical y social que pueda proporcionar justicia, honestidad y transparencia. Hay que crear una economía, un sistema que esté al servicio del hombre. Hay que vencer los

egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y

de valores.

El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de

mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser

humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se

toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la

sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.

La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los

hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y

religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la

sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos

cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre

el capital.

Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general

y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con

fuerza y amor, basados en el encuentro personal con Dios.

Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos

inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y

necesaria, pero no quedarse allí, sino comenzar cada uno a limpiar su

casa, su trabajo, sobresalir por su honradez, por su dignidad, por su

exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,

por dar la cara.

Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos

que para Dios nada es imposible...

Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es

imprescindible una renovación personal radical y social que pueda proporcionar justicia, honestidad y transparencia. Hay que crear una economía, un sistema que esté al servicio del hombre. Hay que vencer los

egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y

de valores.

El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de

mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser

humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se

toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la

sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.

La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los

hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y

religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la

sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos

cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre

el capital.

Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general

y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con

fuerza y amor, basados en el encuentro personal con Dios.

Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos

inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y

necesaria, pero no quedarse allí, sino comenzar cada uno a limpiar su

casa, su trabajo, sobresalir por su honradez, por su dignidad, por su

exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,

por dar la cara.

Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos

que para Dios nada es imposible...

Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es

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de valores.

El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de

mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser

humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se

toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la

sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.

La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los

hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y

religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la

sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos

cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre

el capital.

Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general

y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con

fuerza y amor, basados en el encuentro personal con Dios.

Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos

inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y

necesaria, pero no quedarse allí, sino comenzar cada uno a limpiar su

casa, su trabajo, sobresalir por su honradez, por su dignidad, por su

exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,

por dar la cara.

Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos

que para Dios nada es imposible...

Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es

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egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y

de valores.

El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de

mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser

humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se

toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la

sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.

La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los

hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y

religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la

sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos

cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre

el capital.

Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general

y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con

fuerza y amor, basados en el encuentro personal con Dios.

Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos

inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y

necesaria, pero no quedarse allí, sino comenzar cada uno a limpiar su

casa, su trabajo, sobresalir por su honradez, por su dignidad, por su

exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,

por dar la cara.

Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos

que para Dios nada es imposible...

Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es

imprescindible una renovación personal radical y social que pueda proporcionar justicia, honestidad y transparencia. Hay que crear una economía, un sistema que esté al servicio del hombre. Hay que vencer los

egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y

de valores.

El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de

mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser

humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se

toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la

sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.

La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los

hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y

religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la

sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos

cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre

el capital.

Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general

y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con

fuerza y amor, basados en el encuentro personal con Dios.

Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos

inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y

necesaria, pero no quedarse allí, sino comenzar cada uno a limpiar su

casa, su trabajo, sobresalir por su honradez, por su dignidad, por su

exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,

por dar la cara.

Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos

que para Dios nada es imposible...

Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es

imprescindible una renovación personal radical y social que pueda proporcionar justicia, honestidad y transparencia. Hay que crear una economía, un sistema que esté al servicio del hombre. Hay que vencer los

egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y

de valores.

El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de

mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser

humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se

toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la

sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.

La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los

hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y

religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la

sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos

cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre

el capital.

Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general

y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con

fuerza y amor, basados en el encuentro personal con Dios.

Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos

inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y

necesaria, pero no quedarse allí, sino comenzar cada uno a limpiar su

casa, su trabajo, sobresalir por su honradez, por su dignidad, por su

exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,

por dar la cara.

Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos

que para Dios nada es imposible...

Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es

imprescindible una renovación personal radical y social que pueda proporcionar justicia, honestidad y transparencia. Hay que crear una economía, un sistema que esté al servicio del hombre. Hay que vencer los

egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y

de valores.

El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de

mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser

humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se

toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la

sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.

La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los

hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y

religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la

sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos

cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre

el capital.

Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general

y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con

fuerza y amor, basados en el encuentro personal con Dios.

Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos

inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y

necesaria, pero no quedarse allí, sino comenzar cada uno a limpiar su

casa, su trabajo, sobresalir por su honradez, por su dignidad, por su

exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,

por dar la cara.

Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos

que para Dios nada es imposible...

Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es

imprescindible una renovación personal radical y social que pueda proporcionar justicia, honestidad y transparencia. Hay que crear una economía, un sistema que esté al servicio del hombre. Hay que vencer los

egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y

de valores.

El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de

mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser

humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se

toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la

sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.

La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los

hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y

religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la

sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos

cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre

el capital.

Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general

y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con

fuerza y amor, basados en el encuentro personal con Dios.

Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos

inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y

necesaria, pero no quedarse allí, sino comenzar cada uno a limpiar su

casa, su trabajo, sobresalir por su honradez, por su dignidad, por su

exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,

por dar la cara.

Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos

que para Dios nada es imposible...

Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es

imprescindible una renovación personal radical y social que pueda proporcionar justicia, honestidad y transparencia. Hay que crear una economía, un sistema que esté al servicio del hombre. Hay que vencer los

egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y

de valores.

El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de

mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser

humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se

toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la

sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.

La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los

hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y

religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la

sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos

cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre

el capital.

Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general

y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con

fuerza y amor, basados en el encuentro personal con Dios.

Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos

inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y

necesaria, pero no quedarse allí, sino comenzar cada uno a limpiar su

casa, su trabajo, sobresalir por su honradez, por su dignidad, por su

exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,

por dar la cara.

Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos

que para Dios nada es imposible...

Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es

imprescindible una renovación personal radical y social que pueda proporcionar justicia, honestidad y transparencia. Hay que crear una economía, un sistema que esté al servicio del hombre. Hay que vencer los

egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y

de valores.

El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de

mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser

humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se

toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la

sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.

La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los

hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y

religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la

sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos

cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre

el capital.

Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general

y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con

fuerza y amor, basados en el encuentro personal con Dios.

Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos

inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y

necesaria, pero no quedarse allí, sino comenzar cada uno a limpiar su

casa, su trabajo, sobresalir por su honradez, por su dignidad, por su

exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,

por dar la cara.

Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos

que para Dios nada es imposible...

Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es

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El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de

mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser

humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se

toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la

sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.

La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los

hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y

religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la

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cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre

el capital.

Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general

y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con

fuerza y amor, basados en el encuentro personal con Dios.

Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos

inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y

necesaria, pero no quedarse allí, sino comenzar cada uno a limpiar su

casa, su trabajo, sobresalir por su honradez, por su dignidad, por su

exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,

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Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos

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Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es

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egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y

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El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de

mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser

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toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la

sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.

La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los

hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y

religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la

sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos

cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre

el capital.

Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general

y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con

fuerza y amor, basados en el encuentro personal con Dios.

Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos

inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y

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casa, su trabajo, sobresalir por su honradez, por su dignidad, por su

exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,

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Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos

que para Dios nada es imposible...

Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es

imprescindible una renovación personal radical y social que pueda proporcionar justicia, honestidad y transparencia. Hay que crear una economía, un sistema que esté al servicio del hombre. Hay que vencer los

egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y

de valores.

El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de

mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser

humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se

toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la

sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.

La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los

hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y

religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la

sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos

cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre

el capital.

Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general

y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con

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Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos

inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y

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exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,

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Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos

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Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es

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egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y

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El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de

mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser

humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se

toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la

sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.

La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los

hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y

religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la

sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos

cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre

el capital.

Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general

y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con

fuerza y amor, basados en el encuentro personal con Dios.

Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos

inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y

necesaria, pero no quedarse allí, sino comenzar cada uno a limpiar su

casa, su trabajo, sobresalir por su honradez, por su dignidad, por su

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Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos

que para Dios nada es imposible...

Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es

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egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y

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El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de

mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser

humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se

toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la

sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.

La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los

hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y

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sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos

cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre

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Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general

y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con

fuerza y amor, basados en el encuentro personal con Dios.

Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos

inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y

necesaria, pero no quedarse allí, sino comenzar cada uno a limpiar su

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exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,

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Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos

que para Dios nada es imposible...

Noviembre l994.

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