Aunque la corrupción ha existido a través de la historia y conocemos
muchos casos antiguos de esa crisis social, parece ser que en los
últimos años la corrupción ha florecido en casi todos los ámbitos de la
vida moderna, especialmente en la política. La corrupción se encuentra
generalizada por todos los continentes, como una enfermedad terrible
que está socavando los cimientos de los países y de los gobiernos. El
desencanto, la impotencia y el temor de no parar esta degeneración
moral parecen flotar en la sociedad.
Es necesario que hagamos un alto para meditar, para hacer un
profundo examen de conciencia y replantearse la verdad y los sistemas
vigentes. Urge moralizar la economía e inventar un nuevo proyecto
humano.
Todos los días podemos leer en la prensa, escuchar en la radio o ver
en la televisión, nuevos casos de abusos, sobornos, perversiones,
robos, deshonestidades, violaciones o injusticias (todos los azos) que
piden a gritos una correcta apreciación de los valores morales y religiosos. Debemos encontrar los criterios adecuados de discernimiento
para salvar a la humanidad de un caos fatal, de una aniquilación peligrosa para el futuro de nuestros nietos, de nuestros hijos.
Lo más normal en nuestros jóvenes es aceptar como modelos a hombres y mujeres que han tenido éxito en el ámbito de la riqueza y del
lujo. Se acepta como prototipos a individuos que de cualquier manera
han alcanzado cierto estatus social. Se menosprecia a los más desfavorecidos y se aplaude a los adquisidores de fortunas rápidamente
obtenidas. Con esta mentalidad, lo importante es tener una “desmesurada exaltación del dinero” a cualquier precio, sin tomar en cuenta
ninguna razón ética.
Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es
imprescindible una renovación personal radical y social que pueda proporcionar justicia, honestidad y transparencia. Hay que crear una economía, un sistema que esté al servicio del hombre. Hay que vencer los
egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y
de valores.
El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de
mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser
humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se
toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la
sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.
La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los
hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y
religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la
sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos
cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre
el capital.
Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general
y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con
fuerza y amor, basados en el encuentro personal con Dios.
Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos
inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y
necesaria, pero no quedarse allí, sino comenzar cada uno a limpiar su
casa, su trabajo, sobresalir por su honradez, por su dignidad, por su
exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,
por dar la cara.
Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos
que para Dios nada es imposible...
Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es
imprescindible una renovación personal radical y social que pueda proporcionar justicia, honestidad y transparencia. Hay que crear una economía, un sistema que esté al servicio del hombre. Hay que vencer los
egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y
de valores.
El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de
mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser
humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se
toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la
sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.
La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los
hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y
religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la
sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos
cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre
el capital.
Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general
y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con
fuerza y amor, basados en el encuentro personal con Dios.
Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos
inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y
necesaria, pero no quedarse allí, sino comenzar cada uno a limpiar su
casa, su trabajo, sobresalir por su honradez, por su dignidad, por su
exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,
por dar la cara.
Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos
que para Dios nada es imposible...
Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es
imprescindible una renovación personal radical y social que pueda proporcionar justicia, honestidad y transparencia. Hay que crear una economía, un sistema que esté al servicio del hombre. Hay que vencer los
egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y
de valores.
El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de
mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser
humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se
toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la
sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.
La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los
hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y
religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la
sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos
cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre
el capital.
Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general
y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con
fuerza y amor, basados en el encuentro personal con Dios.
Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos
inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y
necesaria, pero no quedarse allí, sino comenzar cada uno a limpiar su
casa, su trabajo, sobresalir por su honradez, por su dignidad, por su
exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,
por dar la cara.
Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos
que para Dios nada es imposible...
Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es
imprescindible una renovación personal radical y social que pueda proporcionar justicia, honestidad y transparencia. Hay que crear una economía, un sistema que esté al servicio del hombre. Hay que vencer los
egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y
de valores.
El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de
mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser
humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se
toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la
sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.
La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los
hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y
religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la
sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos
cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre
el capital.
Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general
y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con
fuerza y amor, basados en el encuentro personal con Dios.
Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos
inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y
necesaria, pero no quedarse allí, sino comenzar cada uno a limpiar su
casa, su trabajo, sobresalir por su honradez, por su dignidad, por su
exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,
por dar la cara.
Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos
que para Dios nada es imposible...
Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es
imprescindible una renovación personal radical y social que pueda proporcionar justicia, honestidad y transparencia. Hay que crear una economía, un sistema que esté al servicio del hombre. Hay que vencer los
egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y
de valores.
El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de
mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser
humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se
toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la
sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.
La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los
hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y
religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la
sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos
cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre
el capital.
Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general
y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con
fuerza y amor, basados en el encuentro personal con Dios.
Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos
inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y
necesaria, pero no quedarse allí, sino comenzar cada uno a limpiar su
casa, su trabajo, sobresalir por su honradez, por su dignidad, por su
exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,
por dar la cara.
Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos
que para Dios nada es imposible...
Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es
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egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y
de valores.
El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de
mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser
humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se
toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la
sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.
La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los
hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y
religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la
sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos
cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre
el capital.
Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general
y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con
fuerza y amor, basados en el encuentro personal con Dios.
Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos
inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y
necesaria, pero no quedarse allí, sino comenzar cada uno a limpiar su
casa, su trabajo, sobresalir por su honradez, por su dignidad, por su
exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,
por dar la cara.
Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos
que para Dios nada es imposible...
Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es
imprescindible una renovación personal radical y social que pueda proporcionar justicia, honestidad y transparencia. Hay que crear una economía, un sistema que esté al servicio del hombre. Hay que vencer los
egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y
de valores.
El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de
mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser
humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se
toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la
sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.
La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los
hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y
religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la
sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos
cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre
el capital.
Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general
y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con
fuerza y amor, basados en el encuentro personal con Dios.
Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos
inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y
necesaria, pero no quedarse allí, sino comenzar cada uno a limpiar su
casa, su trabajo, sobresalir por su honradez, por su dignidad, por su
exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,
por dar la cara.
Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos
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Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es
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egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y
de valores.
El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de
mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser
humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se
toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la
sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.
La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los
hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y
religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la
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cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre
el capital.
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y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con
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Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos
inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y
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exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,
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Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es
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egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y
de valores.
El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de
mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser
humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se
toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la
sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.
La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los
hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y
religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la
sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos
cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre
el capital.
Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general
y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con
fuerza y amor, basados en el encuentro personal con Dios.
Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos
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necesaria, pero no quedarse allí, sino comenzar cada uno a limpiar su
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exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,
por dar la cara.
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Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es
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egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y
de valores.
El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de
mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser
humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se
toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la
sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.
La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los
hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y
religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la
sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos
cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre
el capital.
Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general
y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con
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casa, su trabajo, sobresalir por su honradez, por su dignidad, por su
exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,
por dar la cara.
Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos
que para Dios nada es imposible...
Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es
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egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y
de valores.
El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de
mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser
humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se
toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la
sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.
La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los
hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y
religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la
sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos
cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre
el capital.
Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general
y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con
fuerza y amor, basados en el encuentro personal con Dios.
Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos
inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y
necesaria, pero no quedarse allí, sino comenzar cada uno a limpiar su
casa, su trabajo, sobresalir por su honradez, por su dignidad, por su
exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,
por dar la cara.
Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos
que para Dios nada es imposible...
Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es
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egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y
de valores.
El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de
mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser
humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se
toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la
sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.
La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los
hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y
religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la
sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos
cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre
el capital.
Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general
y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con
fuerza y amor, basados en el encuentro personal con Dios.
Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos
inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y
necesaria, pero no quedarse allí, sino comenzar cada uno a limpiar su
casa, su trabajo, sobresalir por su honradez, por su dignidad, por su
exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,
por dar la cara.
Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos
que para Dios nada es imposible...
Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es
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egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y
de valores.
El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de
mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser
humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se
toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la
sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.
La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los
hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y
religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la
sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos
cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre
el capital.
Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general
y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con
fuerza y amor, basados en el encuentro personal con Dios.
Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos
inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y
necesaria, pero no quedarse allí, sino comenzar cada uno a limpiar su
casa, su trabajo, sobresalir por su honradez, por su dignidad, por su
exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,
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Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos
que para Dios nada es imposible...
Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es
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egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y
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El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de
mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser
humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se
toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la
sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.
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sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos
cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre
el capital.
Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general
y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con
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Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos
inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y
necesaria, pero no quedarse allí, sino comenzar cada uno a limpiar su
casa, su trabajo, sobresalir por su honradez, por su dignidad, por su
exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,
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Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos
que para Dios nada es imposible...
Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es
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egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y
de valores.
El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de
mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser
humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se
toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la
sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.
La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los
hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y
religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la
sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos
cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre
el capital.
Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general
y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con
fuerza y amor, basados en el encuentro personal con Dios.
Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos
inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y
necesaria, pero no quedarse allí, sino comenzar cada uno a limpiar su
casa, su trabajo, sobresalir por su honradez, por su dignidad, por su
exigencia de la justicia, por su responsabilidad, por su valor cívico,
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Con estas condiciones podemos hacer frente a los virus de la corrupción. Y aunque los gobiernos no castiguen a los corruptos, sabemos
que para Dios nada es imposible...
Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es
imprescindible una renovación personal radical y social que pueda proporcionar justicia, honestidad y transparencia. Hay que crear una economía, un sistema que esté al servicio del hombre. Hay que vencer los
egoísmos en la lucha para subsistir, con un cambio de estilo de vida y
de valores.
El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de
mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser
humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se
toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la
sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.
La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los
hombres en su integridad material, intelectual, moral, espiritual y
religiosa. Es elevar y privilegiar al hombre dentro de la empresa y de la
sociedad, eliminando intereses particulares que sólo enriquecen a unos
cuantos. Es respetar la supremacía del hombre sobre el trabajo y sobre
el capital.
Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general
y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con
fuerza y amor, basados en el encuentro personal con Dios.
Hay algo más que también podemos hacer todos: no lamentarnos
inútilmente, ni quejarnos sin nada más. La denuncia es indispensable y
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Noviembre l994.Ante tanta corrupción política e injusticia social y económica, es
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mente y de voluntad. Si no se respetan los valores que dignifican al ser
humano como ser creado por Dios a su imagen y semejanza, si no se
toman en cuenta los objetivos morales y religiosos para mantener la
sociedad sana, la vida social se verá amenazada y propensa a su disolución.
La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los
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el capital.
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y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con
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El hombre ha de sufrir una verdadera conversión de corazón, de
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La ley fundamental económica es promover y mejorar a todos los
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el capital.
Hay que crear una economía que esté al servicio del hombre en general
y no de unos cuantos en particular. Hay que edificar esta sociedad con
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Noviembre l994.
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