NUESTRO AMOR A HONDURAS
- Mimi Panayotti
- 18 abr 2022
- 23 Min. de lectura
Estamos celebrando un nuevo aniversario de la independencia de
nuestra querida república de Honduras el día 15 de Septiembre.
Un año más que pasa sin mejorar los ámbitos comercial, social y político;
podríamos decir que hemos empeorado en cuanto a seguridad personal, corrupción, maras y huelgas.
Este gobierno liberal ya está a punto de terminar, las elecciones serán
en Noviembre y podríamos aprovechar esa celebración para analizar
un poco los cambios, mejoras y errores que se han hecho en el período
actual.
Pero en vez de criticar al presidente, a los diputados, a los ministros
y a los empleados públicos, que bien podríamos hacerlo y con justificada razón, deberíamos preguntarnos cada uno de nosotros en particular si hemos hecho lo humanamente posible para poner ese grano
de arena que contribuye al mejoramiento de Honduras.
Así como decía John F. Kennedy: “No preguntes qué puede hacer el
gobierno por ti, sino qué puedo hacer yo para enriquecer a mi patria”.
Si nos hacemos un examen de conciencia sincero y profundo,
podríamos contestarnos cuál es nuestra actitud al respecto y lo que
deberíamos cambiar para hacer progresar al país.
Todos sabemos que hay que aumentar las exportaciones, que tenemos
que trabajar un mayor número de horas y más organizadamente, que
debemos abandonar las huelgas, que hay que rebajar el gasto público,
que hay que atraer inversiones nacionales e internacionales para nuevas
fuentes de trabajo, que hay que disminuir las importaciones de artículos
superfluos, que hay que proteger a la ciudadanía de los robos,
secuestros y corrupción, que hay que aplicar la justicia por igual y
castigar los delitos de acuerdo a la ley, que hay que cambiar leyes que
no se ajustan a la realidad de hoy en día, que la familia tiene que enseñar
los valores morales y cívicos, que los maestros tienen que fomentar las
virtudes, que las iglesias deben proclamar el evangelio de amor y de
servicio.
Ahora bien, ¿quiénes pueden hacer estas cosas? Vea cada uno de
nosotros en qué campo está involucrado o en qué rama trabaja o qué
poder de decisión tiene; y, entonces, actúe vigorosamente para mejorar
o cambiar todo lo que pueda; si no puede usted solo, grite, gestione,
pida, trabaje, esfuércese por conseguir ayuda, siga adelante y consiga
su meta. Todo es posible para el que cree y lucha valientemente.
El factor decisivo en el desarrollo de los pueblos ha sido el trabajo
arduo y constructivo de sus ciudadanos, sin importar el tamaño de su
territorio. Sin embargo, no existe interés ni verdadero patriotismo para
colocar a Honduras en un lugar destacado.
En relación al significado de patria, Salatiel Rosales, periodista hondureño, hace muchos años escribió lo siguiente: “La patria no es algo
lejano que está fuera de nosotros. La patria ––el país mejor–– lo formamos nosotros, cada uno de nosotros.
Para llegar a la regeneración y engrandecimiento de ese país es necesario que cada uno de sus hombres, individualmente, se dé a la obra
de su propia regeneración y engrandecimiento; porque nosotros, repito, somos la patria en su realidad palpitante, y mientras no cambiemos,
aquella tampoco cambiará ––pues nunca se ha visto que las patrias se
modifiquen por virtud de simples palabras y santas intenciones.
Los hombres agrupados forman los organismos. Si esas células no
son sanas, el organismo no podrá ser sano: del mismo modo, si los
que constituyen una nación carecen de ciertas virtudes, la nación tendrá
que ser forzosamente una lamentable mediocridad.
Tal patriotismo es malo y debemos proscribirlo no sólo de nosotros
mismos, sino también del hogar y de la escuela. Tengamos presente
que nada se hará en materia de educación si se sigue en la labor de
inculcar en los cerebros de los niños ese hueco y estéril amor a la
patria. Será una educación de palabras, vana, que no bastará para
que mañana estos mismos niños, si se les pone en una aduana, se
echen al bolsillo todo el dinero de la nación”.
La patria, para ser grande, necesita de todos nosotros, de sus hijos,
sanos, honestos y trabajadores. No la defraudemos...
Septiembre 2001Ahora bien, ¿quiénes pueden hacer estas cosas? Vea cada uno de
nosotros en qué campo está involucrado o en qué rama trabaja o qué
poder de decisión tiene; y, entonces, actúe vigorosamente para mejorar
o cambiar todo lo que pueda; si no puede usted solo, grite, gestione,
pida, trabaje, esfuércese por conseguir ayuda, siga adelante y consiga
su meta. Todo es posible para el que cree y lucha valientemente.
El factor decisivo en el desarrollo de los pueblos ha sido el trabajo
arduo y constructivo de sus ciudadanos, sin importar el tamaño de su
territorio. Sin embargo, no existe interés ni verdadero patriotismo para
colocar a Honduras en un lugar destacado.
En relación al significado de patria, Salatiel Rosales, periodista hondureño, hace muchos años escribió lo siguiente: “La patria no es algo
lejano que está fuera de nosotros. La patria ––el país mejor–– lo formamos nosotros, cada uno de nosotros.
Para llegar a la regeneración y engrandecimiento de ese país es necesario que cada uno de sus hombres, individualmente, se dé a la obra
de su propia regeneración y engrandecimiento; porque nosotros, repito, somos la patria en su realidad palpitante, y mientras no cambiemos,
aquella tampoco cambiará ––pues nunca se ha visto que las patrias se
modifiquen por virtud de simples palabras y santas intenciones.
Los hombres agrupados forman los organismos. Si esas células no
son sanas, el organismo no podrá ser sano: del mismo modo, si los
que constituyen una nación carecen de ciertas virtudes, la nación tendrá
que ser forzosamente una lamentable mediocridad.
Tal patriotismo es malo y debemos proscribirlo no sólo de nosotros
mismos, sino también del hogar y de la escuela. Tengamos presente
que nada se hará en materia de educación si se sigue en la labor de
inculcar en los cerebros de los niños ese hueco y estéril amor a la
patria. Será una educación de palabras, vana, que no bastará para
que mañana estos mismos niños, si se les pone en una aduana, se
echen al bolsillo todo el dinero de la nación”.
La patria, para ser grande, necesita de todos nosotros, de sus hijos,
sanos, honestos y trabajadores. No la defraudemos...
Septiembre 2001Ahora bien, ¿quiénes pueden hacer estas cosas? Vea cada uno de
nosotros en qué campo está involucrado o en qué rama trabaja o qué
poder de decisión tiene; y, entonces, actúe vigorosamente para mejorar
o cambiar todo lo que pueda; si no puede usted solo, grite, gestione,
pida, trabaje, esfuércese por conseguir ayuda, siga adelante y consiga
su meta. Todo es posible para el que cree y lucha valientemente.
El factor decisivo en el desarrollo de los pueblos ha sido el trabajo
arduo y constructivo de sus ciudadanos, sin importar el tamaño de su
territorio. Sin embargo, no existe interés ni verdadero patriotismo para
colocar a Honduras en un lugar destacado.
En relación al significado de patria, Salatiel Rosales, periodista hondureño, hace muchos años escribió lo siguiente: “La patria no es algo
lejano que está fuera de nosotros. La patria ––el país mejor–– lo formamos nosotros, cada uno de nosotros.
Para llegar a la regeneración y engrandecimiento de ese país es necesario que cada uno de sus hombres, individualmente, se dé a la obra
de su propia regeneración y engrandecimiento; porque nosotros, repito, somos la patria en su realidad palpitante, y mientras no cambiemos,
aquella tampoco cambiará ––pues nunca se ha visto que las patrias se
modifiquen por virtud de simples palabras y santas intenciones.
Los hombres agrupados forman los organismos. Si esas células no
son sanas, el organismo no podrá ser sano: del mismo modo, si los
que constituyen una nación carecen de ciertas virtudes, la nación tendrá
que ser forzosamente una lamentable mediocridad.
Tal patriotismo es malo y debemos proscribirlo no sólo de nosotros
mismos, sino también del hogar y de la escuela. Tengamos presente
que nada se hará en materia de educación si se sigue en la labor de
inculcar en los cerebros de los niños ese hueco y estéril amor a la
patria. Será una educación de palabras, vana, que no bastará para
que mañana estos mismos niños, si se les pone en una aduana, se
echen al bolsillo todo el dinero de la nación”.
La patria, para ser grande, necesita de todos nosotros, de sus hijos,
sanos, honestos y trabajadores. No la defraudemos...
Septiembre 2001Ahora bien, ¿quiénes pueden hacer estas cosas? Vea cada uno de
nosotros en qué campo está involucrado o en qué rama trabaja o qué
poder de decisión tiene; y, entonces, actúe vigorosamente para mejorar
o cambiar todo lo que pueda; si no puede usted solo, grite, gestione,
pida, trabaje, esfuércese por conseguir ayuda, siga adelante y consiga
su meta. Todo es posible para el que cree y lucha valientemente.
El factor decisivo en el desarrollo de los pueblos ha sido el trabajo
arduo y constructivo de sus ciudadanos, sin importar el tamaño de su
territorio. Sin embargo, no existe interés ni verdadero patriotismo para
colocar a Honduras en un lugar destacado.
En relación al significado de patria, Salatiel Rosales, periodista hondureño, hace muchos años escribió lo siguiente: “La patria no es algo
lejano que está fuera de nosotros. La patria ––el país mejor–– lo formamos nosotros, cada uno de nosotros.
Para llegar a la regeneración y engrandecimiento de ese país es necesario que cada uno de sus hombres, individualmente, se dé a la obra
de su propia regeneración y engrandecimiento; porque nosotros, repito, somos la patria en su realidad palpitante, y mientras no cambiemos,
aquella tampoco cambiará ––pues nunca se ha visto que las patrias se
modifiquen por virtud de simples palabras y santas intenciones.
Los hombres agrupados forman los organismos. Si esas células no
son sanas, el organismo no podrá ser sano: del mismo modo, si los
que constituyen una nación carecen de ciertas virtudes, la nación tendrá
que ser forzosamente una lamentable mediocridad.
Tal patriotismo es malo y debemos proscribirlo no sólo de nosotros
mismos, sino también del hogar y de la escuela. Tengamos presente
que nada se hará en materia de educación si se sigue en la labor de
inculcar en los cerebros de los niños ese hueco y estéril amor a la
patria. Será una educación de palabras, vana, que no bastará para
que mañana estos mismos niños, si se les pone en una aduana, se
echen al bolsillo todo el dinero de la nación”.
La patria, para ser grande, necesita de todos nosotros, de sus hijos,
sanos, honestos y trabajadores. No la defraudemos...
Septiembre 2001Ahora bien, ¿quiénes pueden hacer estas cosas? Vea cada uno de
nosotros en qué campo está involucrado o en qué rama trabaja o qué
poder de decisión tiene; y, entonces, actúe vigorosamente para mejorar
o cambiar todo lo que pueda; si no puede usted solo, grite, gestione,
pida, trabaje, esfuércese por conseguir ayuda, siga adelante y consiga
su meta. Todo es posible para el que cree y lucha valientemente.
El factor decisivo en el desarrollo de los pueblos ha sido el trabajo
arduo y constructivo de sus ciudadanos, sin importar el tamaño de su
territorio. Sin embargo, no existe interés ni verdadero patriotismo para
colocar a Honduras en un lugar destacado.
En relación al significado de patria, Salatiel Rosales, periodista hondureño, hace muchos años escribió lo siguiente: “La patria no es algo
lejano que está fuera de nosotros. La patria ––el país mejor–– lo formamos nosotros, cada uno de nosotros.
Para llegar a la regeneración y engrandecimiento de ese país es necesario que cada uno de sus hombres, individualmente, se dé a la obra
de su propia regeneración y engrandecimiento; porque nosotros, repito, somos la patria en su realidad palpitante, y mientras no cambiemos,
aquella tampoco cambiará ––pues nunca se ha visto que las patrias se
modifiquen por virtud de simples palabras y santas intenciones.
Los hombres agrupados forman los organismos. Si esas células no
son sanas, el organismo no podrá ser sano: del mismo modo, si los
que constituyen una nación carecen de ciertas virtudes, la nación tendrá
que ser forzosamente una lamentable mediocridad.
Tal patriotismo es malo y debemos proscribirlo no sólo de nosotros
mismos, sino también del hogar y de la escuela. Tengamos presente
que nada se hará en materia de educación si se sigue en la labor de
inculcar en los cerebros de los niños ese hueco y estéril amor a la
patria. Será una educación de palabras, vana, que no bastará para
que mañana estos mismos niños, si se les pone en una aduana, se
echen al bolsillo todo el dinero de la nación”.
La patria, para ser grande, necesita de todos nosotros, de sus hijos,
sanos, honestos y trabajadores. No la defraudemos...
Septiembre 2001Ahora bien, ¿quiénes pueden hacer estas cosas? Vea cada uno de
nosotros en qué campo está involucrado o en qué rama trabaja o qué
poder de decisión tiene; y, entonces, actúe vigorosamente para mejorar
o cambiar todo lo que pueda; si no puede usted solo, grite, gestione,
pida, trabaje, esfuércese por conseguir ayuda, siga adelante y consiga
su meta. Todo es posible para el que cree y lucha valientemente.
El factor decisivo en el desarrollo de los pueblos ha sido el trabajo
arduo y constructivo de sus ciudadanos, sin importar el tamaño de su
territorio. Sin embargo, no existe interés ni verdadero patriotismo para
colocar a Honduras en un lugar destacado.
En relación al significado de patria, Salatiel Rosales, periodista hondureño, hace muchos años escribió lo siguiente: “La patria no es algo
lejano que está fuera de nosotros. La patria ––el país mejor–– lo formamos nosotros, cada uno de nosotros.
Para llegar a la regeneración y engrandecimiento de ese país es necesario que cada uno de sus hombres, individualmente, se dé a la obra
de su propia regeneración y engrandecimiento; porque nosotros, repito, somos la patria en su realidad palpitante, y mientras no cambiemos,
aquella tampoco cambiará ––pues nunca se ha visto que las patrias se
modifiquen por virtud de simples palabras y santas intenciones.
Los hombres agrupados forman los organismos. Si esas células no
son sanas, el organismo no podrá ser sano: del mismo modo, si los
que constituyen una nación carecen de ciertas virtudes, la nación tendrá
que ser forzosamente una lamentable mediocridad.
Tal patriotismo es malo y debemos proscribirlo no sólo de nosotros
mismos, sino también del hogar y de la escuela. Tengamos presente
que nada se hará en materia de educación si se sigue en la labor de
inculcar en los cerebros de los niños ese hueco y estéril amor a la
patria. Será una educación de palabras, vana, que no bastará para
que mañana estos mismos niños, si se les pone en una aduana, se
echen al bolsillo todo el dinero de la nación”.
La patria, para ser grande, necesita de todos nosotros, de sus hijos,
sanos, honestos y trabajadores. No la defraudemos...
Septiembre 2001Ahora bien, ¿quiénes pueden hacer estas cosas? Vea cada uno de
nosotros en qué campo está involucrado o en qué rama trabaja o qué
poder de decisión tiene; y, entonces, actúe vigorosamente para mejorar
o cambiar todo lo que pueda; si no puede usted solo, grite, gestione,
pida, trabaje, esfuércese por conseguir ayuda, siga adelante y consiga
su meta. Todo es posible para el que cree y lucha valientemente.
El factor decisivo en el desarrollo de los pueblos ha sido el trabajo
arduo y constructivo de sus ciudadanos, sin importar el tamaño de su
territorio. Sin embargo, no existe interés ni verdadero patriotismo para
colocar a Honduras en un lugar destacado.
En relación al significado de patria, Salatiel Rosales, periodista hondureño, hace muchos años escribió lo siguiente: “La patria no es algo
lejano que está fuera de nosotros. La patria ––el país mejor–– lo formamos nosotros, cada uno de nosotros.
Para llegar a la regeneración y engrandecimiento de ese país es necesario que cada uno de sus hombres, individualmente, se dé a la obra
de su propia regeneración y engrandecimiento; porque nosotros, repito, somos la patria en su realidad palpitante, y mientras no cambiemos,
aquella tampoco cambiará ––pues nunca se ha visto que las patrias se
modifiquen por virtud de simples palabras y santas intenciones.
Los hombres agrupados forman los organismos. Si esas células no
son sanas, el organismo no podrá ser sano: del mismo modo, si los
que constituyen una nación carecen de ciertas virtudes, la nación tendrá
que ser forzosamente una lamentable mediocridad.
Tal patriotismo es malo y debemos proscribirlo no sólo de nosotros
mismos, sino también del hogar y de la escuela. Tengamos presente
que nada se hará en materia de educación si se sigue en la labor de
inculcar en los cerebros de los niños ese hueco y estéril amor a la
patria. Será una educación de palabras, vana, que no bastará para
que mañana estos mismos niños, si se les pone en una aduana, se
echen al bolsillo todo el dinero de la nación”.
La patria, para ser grande, necesita de todos nosotros, de sus hijos,
sanos, honestos y trabajadores. No la defraudemos...
Septiembre 2001Ahora bien, ¿quiénes pueden hacer estas cosas? Vea cada uno de
nosotros en qué campo está involucrado o en qué rama trabaja o qué
poder de decisión tiene; y, entonces, actúe vigorosamente para mejorar
o cambiar todo lo que pueda; si no puede usted solo, grite, gestione,
pida, trabaje, esfuércese por conseguir ayuda, siga adelante y consiga
su meta. Todo es posible para el que cree y lucha valientemente.
El factor decisivo en el desarrollo de los pueblos ha sido el trabajo
arduo y constructivo de sus ciudadanos, sin importar el tamaño de su
territorio. Sin embargo, no existe interés ni verdadero patriotismo para
colocar a Honduras en un lugar destacado.
En relación al significado de patria, Salatiel Rosales, periodista hondureño, hace muchos años escribió lo siguiente: “La patria no es algo
lejano que está fuera de nosotros. La patria ––el país mejor–– lo formamos nosotros, cada uno de nosotros.
Para llegar a la regeneración y engrandecimiento de ese país es necesario que cada uno de sus hombres, individualmente, se dé a la obra
de su propia regeneración y engrandecimiento; porque nosotros, repito, somos la patria en su realidad palpitante, y mientras no cambiemos,
aquella tampoco cambiará ––pues nunca se ha visto que las patrias se
modifiquen por virtud de simples palabras y santas intenciones.
Los hombres agrupados forman los organismos. Si esas células no
son sanas, el organismo no podrá ser sano: del mismo modo, si los
que constituyen una nación carecen de ciertas virtudes, la nación tendrá
que ser forzosamente una lamentable mediocridad.
Tal patriotismo es malo y debemos proscribirlo no sólo de nosotros
mismos, sino también del hogar y de la escuela. Tengamos presente
que nada se hará en materia de educación si se sigue en la labor de
inculcar en los cerebros de los niños ese hueco y estéril amor a la
patria. Será una educación de palabras, vana, que no bastará para
que mañana estos mismos niños, si se les pone en una aduana, se
echen al bolsillo todo el dinero de la nación”.
La patria, para ser grande, necesita de todos nosotros, de sus hijos,
sanos, honestos y trabajadores. No la defraudemos...
Septiembre 2001Ahora bien, ¿quiénes pueden hacer estas cosas? Vea cada uno de
nosotros en qué campo está involucrado o en qué rama trabaja o qué
poder de decisión tiene; y, entonces, actúe vigorosamente para mejorar
o cambiar todo lo que pueda; si no puede usted solo, grite, gestione,
pida, trabaje, esfuércese por conseguir ayuda, siga adelante y consiga
su meta. Todo es posible para el que cree y lucha valientemente.
El factor decisivo en el desarrollo de los pueblos ha sido el trabajo
arduo y constructivo de sus ciudadanos, sin importar el tamaño de su
territorio. Sin embargo, no existe interés ni verdadero patriotismo para
colocar a Honduras en un lugar destacado.
En relación al significado de patria, Salatiel Rosales, periodista hondureño, hace muchos años escribió lo siguiente: “La patria no es algo
lejano que está fuera de nosotros. La patria ––el país mejor–– lo formamos nosotros, cada uno de nosotros.
Para llegar a la regeneración y engrandecimiento de ese país es necesario que cada uno de sus hombres, individualmente, se dé a la obra
de su propia regeneración y engrandecimiento; porque nosotros, repito, somos la patria en su realidad palpitante, y mientras no cambiemos,
aquella tampoco cambiará ––pues nunca se ha visto que las patrias se
modifiquen por virtud de simples palabras y santas intenciones.
Los hombres agrupados forman los organismos. Si esas células no
son sanas, el organismo no podrá ser sano: del mismo modo, si los
que constituyen una nación carecen de ciertas virtudes, la nación tendrá
que ser forzosamente una lamentable mediocridad.
Tal patriotismo es malo y debemos proscribirlo no sólo de nosotros
mismos, sino también del hogar y de la escuela. Tengamos presente
que nada se hará en materia de educación si se sigue en la labor de
inculcar en los cerebros de los niños ese hueco y estéril amor a la
patria. Será una educación de palabras, vana, que no bastará para
que mañana estos mismos niños, si se les pone en una aduana, se
echen al bolsillo todo el dinero de la nación”.
La patria, para ser grande, necesita de todos nosotros, de sus hijos,
sanos, honestos y trabajadores. No la defraudemos...
Septiembre 2001Ahora bien, ¿quiénes pueden hacer estas cosas? Vea cada uno de
nosotros en qué campo está involucrado o en qué rama trabaja o qué
poder de decisión tiene; y, entonces, actúe vigorosamente para mejorar
o cambiar todo lo que pueda; si no puede usted solo, grite, gestione,
pida, trabaje, esfuércese por conseguir ayuda, siga adelante y consiga
su meta. Todo es posible para el que cree y lucha valientemente.
El factor decisivo en el desarrollo de los pueblos ha sido el trabajo
arduo y constructivo de sus ciudadanos, sin importar el tamaño de su
territorio. Sin embargo, no existe interés ni verdadero patriotismo para
colocar a Honduras en un lugar destacado.
En relación al significado de patria, Salatiel Rosales, periodista hondureño, hace muchos años escribió lo siguiente: “La patria no es algo
lejano que está fuera de nosotros. La patria ––el país mejor–– lo formamos nosotros, cada uno de nosotros.
Para llegar a la regeneración y engrandecimiento de ese país es necesario que cada uno de sus hombres, individualmente, se dé a la obra
de su propia regeneración y engrandecimiento; porque nosotros, repito, somos la patria en su realidad palpitante, y mientras no cambiemos,
aquella tampoco cambiará ––pues nunca se ha visto que las patrias se
modifiquen por virtud de simples palabras y santas intenciones.
Los hombres agrupados forman los organismos. Si esas células no
son sanas, el organismo no podrá ser sano: del mismo modo, si los
que constituyen una nación carecen de ciertas virtudes, la nación tendrá
que ser forzosamente una lamentable mediocridad.
Tal patriotismo es malo y debemos proscribirlo no sólo de nosotros
mismos, sino también del hogar y de la escuela. Tengamos presente
que nada se hará en materia de educación si se sigue en la labor de
inculcar en los cerebros de los niños ese hueco y estéril amor a la
patria. Será una educación de palabras, vana, que no bastará para
que mañana estos mismos niños, si se les pone en una aduana, se
echen al bolsillo todo el dinero de la nación”.
La patria, para ser grande, necesita de todos nosotros, de sus hijos,
sanos, honestos y trabajadores. No la defraudemos...
Septiembre 2001Ahora bien, ¿quiénes pueden hacer estas cosas? Vea cada uno de
nosotros en qué campo está involucrado o en qué rama trabaja o qué
poder de decisión tiene; y, entonces, actúe vigorosamente para mejorar
o cambiar todo lo que pueda; si no puede usted solo, grite, gestione,
pida, trabaje, esfuércese por conseguir ayuda, siga adelante y consiga
su meta. Todo es posible para el que cree y lucha valientemente.
El factor decisivo en el desarrollo de los pueblos ha sido el trabajo
arduo y constructivo de sus ciudadanos, sin importar el tamaño de su
territorio. Sin embargo, no existe interés ni verdadero patriotismo para
colocar a Honduras en un lugar destacado.
En relación al significado de patria, Salatiel Rosales, periodista hondureño, hace muchos años escribió lo siguiente: “La patria no es algo
lejano que está fuera de nosotros. La patria ––el país mejor–– lo formamos nosotros, cada uno de nosotros.
Para llegar a la regeneración y engrandecimiento de ese país es necesario que cada uno de sus hombres, individualmente, se dé a la obra
de su propia regeneración y engrandecimiento; porque nosotros, repito, somos la patria en su realidad palpitante, y mientras no cambiemos,
aquella tampoco cambiará ––pues nunca se ha visto que las patrias se
modifiquen por virtud de simples palabras y santas intenciones.
Los hombres agrupados forman los organismos. Si esas células no
son sanas, el organismo no podrá ser sano: del mismo modo, si los
que constituyen una nación carecen de ciertas virtudes, la nación tendrá
que ser forzosamente una lamentable mediocridad.
Tal patriotismo es malo y debemos proscribirlo no sólo de nosotros
mismos, sino también del hogar y de la escuela. Tengamos presente
que nada se hará en materia de educación si se sigue en la labor de
inculcar en los cerebros de los niños ese hueco y estéril amor a la
patria. Será una educación de palabras, vana, que no bastará para
que mañana estos mismos niños, si se les pone en una aduana, se
echen al bolsillo todo el dinero de la nación”.
La patria, para ser grande, necesita de todos nosotros, de sus hijos,
sanos, honestos y trabajadores. No la defraudemos...
Septiembre 2001Ahora bien, ¿quiénes pueden hacer estas cosas? Vea cada uno de
nosotros en qué campo está involucrado o en qué rama trabaja o qué
poder de decisión tiene; y, entonces, actúe vigorosamente para mejorar
o cambiar todo lo que pueda; si no puede usted solo, grite, gestione,
pida, trabaje, esfuércese por conseguir ayuda, siga adelante y consiga
su meta. Todo es posible para el que cree y lucha valientemente.
El factor decisivo en el desarrollo de los pueblos ha sido el trabajo
arduo y constructivo de sus ciudadanos, sin importar el tamaño de su
territorio. Sin embargo, no existe interés ni verdadero patriotismo para
colocar a Honduras en un lugar destacado.
En relación al significado de patria, Salatiel Rosales, periodista hondureño, hace muchos años escribió lo siguiente: “La patria no es algo
lejano que está fuera de nosotros. La patria ––el país mejor–– lo formamos nosotros, cada uno de nosotros.
Para llegar a la regeneración y engrandecimiento de ese país es necesario que cada uno de sus hombres, individualmente, se dé a la obra
de su propia regeneración y engrandecimiento; porque nosotros, repito, somos la patria en su realidad palpitante, y mientras no cambiemos,
aquella tampoco cambiará ––pues nunca se ha visto que las patrias se
modifiquen por virtud de simples palabras y santas intenciones.
Los hombres agrupados forman los organismos. Si esas células no
son sanas, el organismo no podrá ser sano: del mismo modo, si los
que constituyen una nación carecen de ciertas virtudes, la nación tendrá
que ser forzosamente una lamentable mediocridad.
Tal patriotismo es malo y debemos proscribirlo no sólo de nosotros
mismos, sino también del hogar y de la escuela. Tengamos presente
que nada se hará en materia de educación si se sigue en la labor de
inculcar en los cerebros de los niños ese hueco y estéril amor a la
patria. Será una educación de palabras, vana, que no bastará para
que mañana estos mismos niños, si se les pone en una aduana, se
echen al bolsillo todo el dinero de la nación”.
La patria, para ser grande, necesita de todos nosotros, de sus hijos,
sanos, honestos y trabajadores. No la defraudemos...
Septiembre 2001Ahora bien, ¿quiénes pueden hacer estas cosas? Vea cada uno de
nosotros en qué campo está involucrado o en qué rama trabaja o qué
poder de decisión tiene; y, entonces, actúe vigorosamente para mejorar
o cambiar todo lo que pueda; si no puede usted solo, grite, gestione,
pida, trabaje, esfuércese por conseguir ayuda, siga adelante y consiga
su meta. Todo es posible para el que cree y lucha valientemente.
El factor decisivo en el desarrollo de los pueblos ha sido el trabajo
arduo y constructivo de sus ciudadanos, sin importar el tamaño de su
territorio. Sin embargo, no existe interés ni verdadero patriotismo para
colocar a Honduras en un lugar destacado.
En relación al significado de patria, Salatiel Rosales, periodista hondureño, hace muchos años escribió lo siguiente: “La patria no es algo
lejano que está fuera de nosotros. La patria ––el país mejor–– lo formamos nosotros, cada uno de nosotros.
Para llegar a la regeneración y engrandecimiento de ese país es necesario que cada uno de sus hombres, individualmente, se dé a la obra
de su propia regeneración y engrandecimiento; porque nosotros, repito, somos la patria en su realidad palpitante, y mientras no cambiemos,
aquella tampoco cambiará ––pues nunca se ha visto que las patrias se
modifiquen por virtud de simples palabras y santas intenciones.
Los hombres agrupados forman los organismos. Si esas células no
son sanas, el organismo no podrá ser sano: del mismo modo, si los
que constituyen una nación carecen de ciertas virtudes, la nación tendrá
que ser forzosamente una lamentable mediocridad.
Tal patriotismo es malo y debemos proscribirlo no sólo de nosotros
mismos, sino también del hogar y de la escuela. Tengamos presente
que nada se hará en materia de educación si se sigue en la labor de
inculcar en los cerebros de los niños ese hueco y estéril amor a la
patria. Será una educación de palabras, vana, que no bastará para
que mañana estos mismos niños, si se les pone en una aduana, se
echen al bolsillo todo el dinero de la nación”.
La patria, para ser grande, necesita de todos nosotros, de sus hijos,
sanos, honestos y trabajadores. No la defraudemos...
Septiembre 2001Ahora bien, ¿quiénes pueden hacer estas cosas? Vea cada uno de
nosotros en qué campo está involucrado o en qué rama trabaja o qué
poder de decisión tiene; y, entonces, actúe vigorosamente para mejorar
o cambiar todo lo que pueda; si no puede usted solo, grite, gestione,
pida, trabaje, esfuércese por conseguir ayuda, siga adelante y consiga
su meta. Todo es posible para el que cree y lucha valientemente.
El factor decisivo en el desarrollo de los pueblos ha sido el trabajo
arduo y constructivo de sus ciudadanos, sin importar el tamaño de su
territorio. Sin embargo, no existe interés ni verdadero patriotismo para
colocar a Honduras en un lugar destacado.
En relación al significado de patria, Salatiel Rosales, periodista hondureño, hace muchos años escribió lo siguiente: “La patria no es algo
lejano que está fuera de nosotros. La patria ––el país mejor–– lo formamos nosotros, cada uno de nosotros.
Para llegar a la regeneración y engrandecimiento de ese país es necesario que cada uno de sus hombres, individualmente, se dé a la obra
de su propia regeneración y engrandecimiento; porque nosotros, repito, somos la patria en su realidad palpitante, y mientras no cambiemos,
aquella tampoco cambiará ––pues nunca se ha visto que las patrias se
modifiquen por virtud de simples palabras y santas intenciones.
Los hombres agrupados forman los organismos. Si esas células no
son sanas, el organismo no podrá ser sano: del mismo modo, si los
que constituyen una nación carecen de ciertas virtudes, la nación tendrá
que ser forzosamente una lamentable mediocridad.
Tal patriotismo es malo y debemos proscribirlo no sólo de nosotros
mismos, sino también del hogar y de la escuela. Tengamos presente
que nada se hará en materia de educación si se sigue en la labor de
inculcar en los cerebros de los niños ese hueco y estéril amor a la
patria. Será una educación de palabras, vana, que no bastará para
que mañana estos mismos niños, si se les pone en una aduana, se
echen al bolsillo todo el dinero de la nación”.
La patria, para ser grande, necesita de todos nosotros, de sus hijos,
sanos, honestos y trabajadores. No la defraudemos...
Septiembre 2001Ahora bien, ¿quiénes pueden hacer estas cosas? Vea cada uno de
nosotros en qué campo está involucrado o en qué rama trabaja o qué
poder de decisión tiene; y, entonces, actúe vigorosamente para mejorar
o cambiar todo lo que pueda; si no puede usted solo, grite, gestione,
pida, trabaje, esfuércese por conseguir ayuda, siga adelante y consiga
su meta. Todo es posible para el que cree y lucha valientemente.
El factor decisivo en el desarrollo de los pueblos ha sido el trabajo
arduo y constructivo de sus ciudadanos, sin importar el tamaño de su
territorio. Sin embargo, no existe interés ni verdadero patriotismo para
colocar a Honduras en un lugar destacado.
En relación al significado de patria, Salatiel Rosales, periodista hondureño, hace muchos años escribió lo siguiente: “La patria no es algo
lejano que está fuera de nosotros. La patria ––el país mejor–– lo formamos nosotros, cada uno de nosotros.
Para llegar a la regeneración y engrandecimiento de ese país es necesario que cada uno de sus hombres, individualmente, se dé a la obra
de su propia regeneración y engrandecimiento; porque nosotros, repito, somos la patria en su realidad palpitante, y mientras no cambiemos,
aquella tampoco cambiará ––pues nunca se ha visto que las patrias se
modifiquen por virtud de simples palabras y santas intenciones.
Los hombres agrupados forman los organismos. Si esas células no
son sanas, el organismo no podrá ser sano: del mismo modo, si los
que constituyen una nación carecen de ciertas virtudes, la nación tendrá
que ser forzosamente una lamentable mediocridad.
Tal patriotismo es malo y debemos proscribirlo no sólo de nosotros
mismos, sino también del hogar y de la escuela. Tengamos presente
que nada se hará en materia de educación si se sigue en la labor de
inculcar en los cerebros de los niños ese hueco y estéril amor a la
patria. Será una educación de palabras, vana, que no bastará para
que mañana estos mismos niños, si se les pone en una aduana, se
echen al bolsillo todo el dinero de la nación”.
La patria, para ser grande, necesita de todos nosotros, de sus hijos,
sanos, honestos y trabajadores. No la defraudemos...
Septiembre 2001Ahora bien, ¿quiénes pueden hacer estas cosas? Vea cada uno de
nosotros en qué campo está involucrado o en qué rama trabaja o qué
poder de decisión tiene; y, entonces, actúe vigorosamente para mejorar
o cambiar todo lo que pueda; si no puede usted solo, grite, gestione,
pida, trabaje, esfuércese por conseguir ayuda, siga adelante y consiga
su meta. Todo es posible para el que cree y lucha valientemente.
El factor decisivo en el desarrollo de los pueblos ha sido el trabajo
arduo y constructivo de sus ciudadanos, sin importar el tamaño de su
territorio. Sin embargo, no existe interés ni verdadero patriotismo para
colocar a Honduras en un lugar destacado.
En relación al significado de patria, Salatiel Rosales, periodista hondureño, hace muchos años escribió lo siguiente: “La patria no es algo
lejano que está fuera de nosotros. La patria ––el país mejor–– lo formamos nosotros, cada uno de nosotros.
Para llegar a la regeneración y engrandecimiento de ese país es necesario que cada uno de sus hombres, individualmente, se dé a la obra
de su propia regeneración y engrandecimiento; porque nosotros, repito, somos la patria en su realidad palpitante, y mientras no cambiemos,
aquella tampoco cambiará ––pues nunca se ha visto que las patrias se
modifiquen por virtud de simples palabras y santas intenciones.
Los hombres agrupados forman los organismos. Si esas células no
son sanas, el organismo no podrá ser sano: del mismo modo, si los
que constituyen una nación carecen de ciertas virtudes, la nación tendrá
que ser forzosamente una lamentable mediocridad.
Tal patriotismo es malo y debemos proscribirlo no sólo de nosotros
mismos, sino también del hogar y de la escuela. Tengamos presente
que nada se hará en materia de educación si se sigue en la labor de
inculcar en los cerebros de los niños ese hueco y estéril amor a la
patria. Será una educación de palabras, vana, que no bastará para
que mañana estos mismos niños, si se les pone en una aduana, se
echen al bolsillo todo el dinero de la nación”.
La patria, para ser grande, necesita de todos nosotros, de sus hijos,
sanos, honestos y trabajadores. No la defraudemos...
Septiembre 2001Ahora bien, ¿quiénes pueden hacer estas cosas? Vea cada uno de
nosotros en qué campo está involucrado o en qué rama trabaja o qué
poder de decisión tiene; y, entonces, actúe vigorosamente para mejorar
o cambiar todo lo que pueda; si no puede usted solo, grite, gestione,
pida, trabaje, esfuércese por conseguir ayuda, siga adelante y consiga
su meta. Todo es posible para el que cree y lucha valientemente.
El factor decisivo en el desarrollo de los pueblos ha sido el trabajo
arduo y constructivo de sus ciudadanos, sin importar el tamaño de su
territorio. Sin embargo, no existe interés ni verdadero patriotismo para
colocar a Honduras en un lugar destacado.
En relación al significado de patria, Salatiel Rosales, periodista hondureño, hace muchos años escribió lo siguiente: “La patria no es algo
lejano que está fuera de nosotros. La patria ––el país mejor–– lo formamos nosotros, cada uno de nosotros.
Para llegar a la regeneración y engrandecimiento de ese país es necesario que cada uno de sus hombres, individualmente, se dé a la obra
de su propia regeneración y engrandecimiento; porque nosotros, repito, somos la patria en su realidad palpitante, y mientras no cambiemos,
aquella tampoco cambiará ––pues nunca se ha visto que las patrias se
modifiquen por virtud de simples palabras y santas intenciones.
Los hombres agrupados forman los organismos. Si esas células no
son sanas, el organismo no podrá ser sano: del mismo modo, si los
que constituyen una nación carecen de ciertas virtudes, la nación tendrá
que ser forzosamente una lamentable mediocridad.
Tal patriotismo es malo y debemos proscribirlo no sólo de nosotros
mismos, sino también del hogar y de la escuela. Tengamos presente
que nada se hará en materia de educación si se sigue en la labor de
inculcar en los cerebros de los niños ese hueco y estéril amor a la
patria. Será una educación de palabras, vana, que no bastará para
que mañana estos mismos niños, si se les pone en una aduana, se
echen al bolsillo todo el dinero de la nación”.
La patria, para ser grande, necesita de todos nosotros, de sus hijos,
sanos, honestos y trabajadores. No la defraudemos...
Septiembre 2001Ahora bien, ¿quiénes pueden hacer estas cosas? Vea cada uno de
nosotros en qué campo está involucrado o en qué rama trabaja o qué
poder de decisión tiene; y, entonces, actúe vigorosamente para mejorar
o cambiar todo lo que pueda; si no puede usted solo, grite, gestione,
pida, trabaje, esfuércese por conseguir ayuda, siga adelante y consiga
su meta. Todo es posible para el que cree y lucha valientemente.
El factor decisivo en el desarrollo de los pueblos ha sido el trabajo
arduo y constructivo de sus ciudadanos, sin importar el tamaño de su
territorio. Sin embargo, no existe interés ni verdadero patriotismo para
colocar a Honduras en un lugar destacado.
En relación al significado de patria, Salatiel Rosales, periodista hondureño, hace muchos años escribió lo siguiente: “La patria no es algo
lejano que está fuera de nosotros. La patria ––el país mejor–– lo formamos nosotros, cada uno de nosotros.
Para llegar a la regeneración y engrandecimiento de ese país es necesario que cada uno de sus hombres, individualmente, se dé a la obra
de su propia regeneración y engrandecimiento; porque nosotros, repito, somos la patria en su realidad palpitante, y mientras no cambiemos,
aquella tampoco cambiará ––pues nunca se ha visto que las patrias se
modifiquen por virtud de simples palabras y santas intenciones.
Los hombres agrupados forman los organismos. Si esas células no
son sanas, el organismo no podrá ser sano: del mismo modo, si los
que constituyen una nación carecen de ciertas virtudes, la nación tendrá
que ser forzosamente una lamentable mediocridad.
Tal patriotismo es malo y debemos proscribirlo no sólo de nosotros
mismos, sino también del hogar y de la escuela. Tengamos presente
que nada se hará en materia de educación si se sigue en la labor de
inculcar en los cerebros de los niños ese hueco y estéril amor a la
patria. Será una educación de palabras, vana, que no bastará para
que mañana estos mismos niños, si se les pone en una aduana, se
echen al bolsillo todo el dinero de la nación”.
La patria, para ser grande, necesita de todos nosotros, de sus hijos,
sanos, honestos y trabajadores. No la defraudemos...
Septiembre 2001
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