Muchas veces sentimos las mujeres que nuestro trabajo como
amas de casa es tedioso, sin reconocimientos, sin excitación y
sin utilidad aparente. Nos comparamos con mujeres que trabajan fuera
del hogar y nos parece que ellas sí tienen una vida fascinante, glamorosa
e interesante.
Sin embargo, ser madre, esposa, hija, chofer, enfermera, maestra,
entretenedora social, consejera, compañera, administradora, cocinera
y todas las demás funciones que conlleva ser ama de casa, es la
profesión más noble y la más importante para toda mujer.
Y no nos equivoquemos: timonear un hogar es un arte; se requiere
talento, amor, paciencia y esfuerzo para conducirlo sabiamente. Ser
formadora de voluntades y forjadora de caracteres de los hijos es
proveer a la sociedad de elementos capacitados, educados y útiles
que desempeñarán en un futuro próximo un papel estratégico en las
actividades sociales, políticas y económicas.
Suele suceder, también, que a medida que transcurre el tiempo vi-
sualizamos que nuestros desvelos y preocupaciones no han sido fruc-
tíferos; el esposo gana el mismo sueldo desde los últimos años, los
hijos tienen intereses fuera de la casa, no hay buena comunicación ni
relaciones estrechas entre los miembros de la familia.
Entonces vemos con envidia a aquellas mujeres que tienen otras
actividades fuera de su círculo familiar y pueden sobrellevar mejor los
problemas caseros, porque se entretienen con otras satisfacciones:
trabajo, carrera, labor social, etc.
Cuando nos veamos en esa situación recordemos que podemos
cambiarla. Todas tenemos talentos y debemos descubrirlos y
desarrollarlos. No hay duda alguna de que todos, hombres y mujeres,
tenemos muy dentro de nuestro interior esperanzas y talentos jamás
realizados.
Pues ahora es el momento propicio para desarrollar esa creatividad
en el arte, las letras, pintar, bordar, costurar, servir a agrupaciones
sociales o religiosas, empezar un negocio, recibir clases, aprender
música. No hay nadie que sea tan pobre de espíritu que no pueda dar
algo; no hay tampoco nadie tan rico que no desee recibir un regalo
gratis.
Escriba una lista de sus tareas y organice sus labores de modo que le
dejen tiempo libre para empezar esa actividad anhelada desde hace
tiempo. Emplee ratos de su tiempo libre en hacer aquellas cosas que
siempre deseó hacer y que no pudo por falta de tiempo o de estímulo.
Si no puede sola, sería conveniente buscar una socia.
Encontrar otros horizontes le ayudará a rejuvenecerse y estimularse,
a crear intereses distintos y a levantar su ánimo. Y no se ponga límites,
pues con la práctica logrará adquirir habilidades, creatividad y
entusiasmo.
Platique con su esposo y con sus hijos de su propósito, explicándoles
que tendrá una vida más plena, animándoles a participar con su ideal.
Ojalá que su marido no sea egoísta y sí la apoye. De todas maneras,
cumpla sus metas para ejemplo de sus hijos.
Cuando la mujer amplía y desarrolla sus talentos se hace más
interesante, su conversación es más rica, su actitud es más generosa y
su entusiasmo beneficia a todos los miembros de la familia y amistades.
La ven ahora con ojos diferentes, la admiran, la consultan y tratarán
de fijarse metas como usted y las cumplirán.
No espere más. Use sus talentos escondidos. Dios le pedirá cuenta
de ellos. Que su resolución sea terminar una etapa de su vida negativa
y empezar una nueva llena de esperanza. Recuerde que usted puede
hacerlo. Sea una persona diferente, una mejor mujer... Su alegría no
tendrá límites...
Abril l995.
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