Conozco varias parejas con graves problemas matrimoniales que pueden conducir su vida al fracaso final, llenándose tanto los pa- dres como los hijos de infelicidad, frustración y tristeza. El día de la boda ni al novio ni a la novia se les ocurre pensar que su unión intima de amor e ilusión puede terminar en una separación, anulación o divorcio. Desgraciadamente, las estadísticas enseñan una lamentable realidad. Más de la mitad de los matrimonios terminan en menos de siete años. Cada año crece la cantidad de niños afectados por el divorcio. Contraer matrimonio es la decisión más importante en la vida tanto del hombre como de la mujer. Es la realización de un sueño largo tiempo contemplado, es mirar el futuro juntos con el propósito de ser felices y formar una familia unida. Es el llegar a alcanzar la plenitud de dos personas en una entrega amorosa y desinteresada. La mayoría de los cónyuges espera disfrutar de una relación marital plena de amor y dedicación hasta que la muerte los separe. Pero el matrimonio es una vocación con tantas exigencias que hasta las parejas más sólidas sienten el desafío. ¿Cuáles son las causas principales de los problemas conyugales? Falta de comunicación, infidelidad, diferencias para usar el dinero, pérdida de intereses compartidos, incompatibilidad o insatisfacción sexual, disminución del entusiasmo en la relación, conflictos sobre los hijos, dificultades con los parientes políticos, desempleo, uso del tiempo libre y diferentes prioridades. El dinero es un punto crítico. Es importante y esencial que las decisiones de dinero se tomen juntos, con perfecta honestidad, y de común acuerdo decidan en qué gastarlo, cómo gastarlo y cuánto ahorrar. Los matrimonios se dañan por las diferencias que se presentan en la relación, porque los esposos no saben cómo manejar esas diferencias. Los esposos no se preparan suficientemente para casarse ni para ser padres. Debería haber una escuela especial con estas enseñanzas y mejorar el panorama serio de los divorcios. ¿Cómo salvar su matrimonio? Busque ayuda profesional, parejas mayores, sacerdote, pastor o consejero. Provoque un diálogo ho- nesto y sincero con su pareja y pongan todas las cartas sobre la mesa. Sean humildes y generosos. Manténganse activos en algo que les agrade a los dos. Ayuden a personas necesitadas (cuando nos olvidamos de nosotros mismos, se enriquece nuestra vida). Perdonen y olviden para siempre las ofensas recibidas. Oren juntos si pueden o separados si no pueden. ¡Señor, inspira a estas parejas, ayúdales a buscar en Ti y en ellos mismos la plenitud y el misterio que una vez sintieron en su unión! Febrero 2007.
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MIMI PANAYOTTI BIENVENIDO
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