El Comité Sampedrano de Mujeres me eligió Madre de San Pedro
Sula para el período 2009-2010 y debo confesar que me sentí
muy emocionada y honrada con tal reconocimiento.
Al principio no quería aceptar porque, como ya lo he expresado
antes, todas las mujeres, con muy raras excepciones, merecen ser
madres del año por su labor de sacrificio, abnegación, amor y respon-
sabilidad. Todas las madres han hecho muy buen papel y han
desarrollado hijos honestos, trabajadores y útiles a la sociedad. La
madre actúa de tal manera porque es la criatura que más se parece a
Dios, como dice el “Himno a la Madre”, porque no puede haber en
la tierra una imagen más clara de Dios.
Inmediatamente después del nombramiento aquí en San Pedro Sula,
me enviaron a competir a Tegucigalpa con madres nominadas a nivel
nacional. Hay cuatro títulos que salen de esta elección: Madre
Campesina, Madre Prolífera, Madre Profesional y Madre de Hondu-
ras. Esta actividad depende exclusivamente de la Federación de Aso-
ciaciones Femeninas Hondureñas, agrupación cultural de gran pro-
yección nacional.
Nunca me imaginé que yo terminaría siendo Madre de Honduras.
Fue una experiencia inolvidable. Sentí mucho calor humano, mucho
cariño de personas que me conocían y de personas que no me conocían.
Las ceremonias fueron impresionantes, con la Marimba de la Policía
Nacional, la Banda de los Supremos Poderes y la presencia de los
Cadetes Estudiantes.
Recibí ese reconocimiento con alegría y humildad en nombre de
todas las madres marginadas, pobres, humilladas, abusadas, ignoradas,
ultrajadas, golpeadas, escondidas, a las que nadie las identifica, a las
que no se les ha dado ningún estímulo o reconocimiento pero que
deberían recibir todos los elogios del mundo, por su labor silenciosa
como madres generosas, entregadas, abnegadas y sacrificadas.
Hagamos un esfuerzo para que en cada hogar de Honduras la madre
ocupe el primer sitio, para que todos la obedezcamos y respetemos,
para que nos sintamos felices de cubrir de la mejor manera sus
necesidades y para que nunca derrame una sola lágrima por causa de
nuestro mal comportamiento, nuestro maltrato o nuestras ingratitudes...
Un hogar donde así se trate a la madre será, sin la menor duda, un
hogar bendecido por Dios, un hogar donde reinará la comprensión y
la paz, un hogar cuyo ejemplo sea imitado por los demás y esto
contribuirá para que Honduras sea la patria con que todos soñamos,
especialmente en estos momentos difíciles que estamos viviendo.
Mi eterno agradecimiento al Comité Sampedrano de Mujeres y a la
Federación de Asociaciones Femeninas Hondureñas por su apoyo y
su elección. Quedo en deuda con Honduras...
Junio 2009.
Comments