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Foto del escritorMimi Panayotti

LOS MUROS NUNCA SON UNA SOLUCIÓN

En promedio, anualmente 25 millones de personas abandonan

América Latina, abandonan su patria para buscar trabajo en otra

parte. Aunque la población hispana sea más de 500 millones de

habitantes, la cifra de migrantes es alta. Todos los responsables políticos

y económicos deberían confrontarse con la pregunta de cómo combatir

la migración y preguntarse por qué esa gente no puede llevar en su

propio país una vida digna.

La migración es un fenómeno que tiene por causa la pobreza, la

injusticia. Nuestra obligación sería la de mejorar las perspectivas de

vida en el lugar donde la gente ha nacido. Los muros no son un medio

adecuado. Los muros separan y los muros tienen que ser superados.

Los muros de la guerra fría en Alemania eran para no dejar salir; los de

ahora, para no dejar entrar.

Según Adveniat, hoy son 28 los países que se encuentran divididos

por muros que intentan frenar la migración de pobres: Ceuta y Mellilla

de Marruecos; Marruecos de Mauritania y Argelia (el más largo del

mundo, 2500 kilómetros); Chipre de Turquía; India de Pakistán; India

de Bangladesh; Bostwana de Zimbabwe; Arabia de Yemen; Tailandia

de Malasía; Corea del Norte de Corea del Sur.

En Estados Unidos la administración Bush ha comenzado la edificación

de un muro para cerrar el paso a la inmigración ilegal que viene de

México. Cubrirá unos 1600 kilómetros de los 3200 de frontera común,

en los que ya hay vallas. En la lucha contra esta inmigración ilegal ha

surgido la tenebrosa actividad de los minutemen: grupos armados de

ciudadanos que patrullan zonas fronterizas de Estados Unidos,

principalmente en California, Texas y Nuevo México.

En Israel, el muro de Cisjordania, que separa a Israel de Cisjordania

(anexando de facto territorios palestinos a Israel) está en proceso de

construcción por el gobierno de Israel. El muro (600 kilómetros de

longitud) será tres veces más alto y dos veces más ancho que el de

Berlín. Vallas electrificadas, alambre de púa, focos de alto poder,

sensores de última generación, fosos, trincheras, torreones de vigilancia,

perros adiestrados y toneladas de concreto acentúan el ghetto en el

que han convertido a Palestina: 31 000 viviendas ilegales han sido

construidas en los Territorios Ocupados y unos 400 000 ciudadanos

israelíes viven en suelo palestino. Su presencia ha dado carácter

permanente a la ocupación y ha fragmentado Palestina, aislándola no

sólo de Israel sino del resto del mundo árabe y no árabe.

Es necesario que los países de acogida no consideren a los migrantes

como una simple fuerza de trabajo, sino que respeten sus derechos

fundamentales y su dignidad humana.

Abril 2007.

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