Gracias a Dios ya hemos llegado al final de las campañas políticas
y la votación de las elecciones internas tendrá lugar este
domingo 20 de Febrero para elegir candidatos a la Presidencia
de Honduras para el periodo 2006-2010.
Y digo gracias a Dios porque ya estamos cansados de tanta publicidad
y propaganda en televisión, prensa, radio, afiches, canciones y con-
centraciones, aparte de los millones de Lempiras que se han gastado
en dichas campañas.
Estas elecciones prometen ser diferentes por varias causas: por la
cantidad mayor de candidatos, por la figura del vicepresidente, por el
sistema de apartados (parece lotería, sorteo de bingo o ruleta), por
los atributos físicos de los candidatos, por las ridículas frases insípidas
y vacías, por la falta de programas de trabajo o metas para mejorar
este país y por el interés exagerado en llegar a la presidencia de per-
sonas sin méritos reconocidos y sin personalidad.
Debemos recordar que estamos escogiendo las personalidades que
regirán a Honduras durante los próximos cuatro años y que de ellos
depende en gran parte el futuro mejoramiento económico, social y
cultural de nuestra gente.
Para elegir correctamente debemos analizar los atributos y las tra-
yectorias de cada candidato y votar por el mejor, por el más capaci-
tado, por el más preparado, por el más honesto, por el más humano,
por el más cristiano, por el más trabajador, incluyendo las mujeres.
Hay que olvidarse de las caras bonitas, de los maquillajes, de los
chocoyos, de las palabras y promesas que no se cumplirán, de los
abrazos forzados, de las fotos familiares y de todo aquello que no es
auténtico. Podemos tener dificultad para encontrar esta persona ideal,
pero entonces escoger el menos malo sería la solución.
Hay quien recomienda votar por los partidos pequeños para hacer
un equilibrio en el poder. Vivimos en un ambiente democrático y hay
que mantenerlo así pero con la mejor escogencia.
En estos momentos decisivos para hacer el mejor papel, debemos
recordar lo que predicó aquel pastor que tenía valor para decir la
verdad:
“Hemos llegado a reversar los valores morales y religiosos, a lo que
es malo ahora le llamamos bueno. Explotamos al pobre y decimos que
nos ganamos la lotería. Premiamos a los perezosos y le llamamos be-
neficencia social. Matamos al no nacido y decimos que es nuestra
decisión. No disciplinamos a nuestros hijos y decimos que les estamos
dando autoestima. Abusamos del poder y nos llamamos políticos. En-
vidiamos las posesiones del vecino y somos ambiciosos. Contaminamos
nuestro ambiente con profanaciones y pornografía y lo llamamos libertad
de expresión. Hemos ridiculizado las tradiciones de nuestros antepa-
sados y decimos que es iluminación”.
Por favor, hagan un buen análisis, escojan al mejor y no dejen de
votar...
Febrero, 2005.
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