El sueño americano ya no es ni siquiera sueño de los americanos.
Un tercio de los estadounidenses han perdido la confianza en
su país porque ha trabajado duramente por muchos años y
llega a un final lleno de problemas y de desesperación. El sueño ame-
ricano se está esfumando. Y en su lugar está emergiendo un nuevo
sueño, el europeo, que ya comienza a vislumbrarse en muchos ciuda-
danos del mundo.
Veinticinco naciones ––que representan a 455 millones de perso-
nas–– se han unido para crear los Estados Unidos de Europa. Los
europeos, con conciencia social, buscan una nueva ilusión para su vida
y posteridad. Los estadounidenses creen que su país es el más grande
y más desarrollado del mundo, pero ya esto no es una verdad con-
tundente.
Según Diario “El País”, “en la Unión Europea hay aproximadamente
322 médicos por cada 100 000 habitantes, mientras que en Estados
Unidos hay solo 279. Estados Unidos ocupa el puesto 26 de los países
industrializados en mortalidad infantil, muy por debajo de la media
europea. La esperanza media de vida en los 15 países más desarro-
llados de la Unión Europea (UE) está ahora en 78.2 años, frente a
76.9 años de Estados Unidos.
Ahora hay más pobres viviendo en Estados Unidos que en las 16
naciones europeas. Estados Unidos es también un lugar más peligroso
para vivir. Su tasa de homicidios cuadruplica la de la Unión Europea.
Y lo que es aún más preocupante, las tasas de homicidios, suicidios y
muertes relacionadas con armas de fuego entre los niños estadouni-
denses son superiores a las de otros 25 países ricos, incluidos los 14
países europeos más ricos.
Aunque Estados Unidos alberga solo el 4% de la población mundial,
contiene ahora la cuarta parte de la población carcelaria de todo el
mundo.
Los países de la UE tienen una media de 87 presos por cada 100,000
habitantes y Estados Unidos alcanza la impresionante proporción
de 685 presos por cada 100 000 habitantes.
Los europeos comentan a menudo que los estadounidenses “viven
para trabajar”, mientras que ellos “trabajan para vivir”. Las vacaciones
pagadas en Europa son de seis semanas al año, mientras que los esta-
dounidenses disfrutan de solamente dos semanas.
El sueño americano rinde homenaje a la ética del trabajo. El europeo
está más ligado al ocio y al gozo profundo. El sueño americano es
inseparable de la herencia religiosa y de la profunda fe espiritual del
país. El europeo es laico hasta la médula”.
Noviembre, 2004.
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