El culto a la figura, especialmente a la femenina, inunda descaradamente todos los medios de comunicación, la prensa, la radio y la televisión. Muchas mujeres de todas las edades han sido influenciadas por la moda actual. Madres jóvenes, madres mayores, abuelas, hijas y niñas de corta edad quieren parecerse a las modelos de las revistas, tener esa figura ideal sin importarles si les favorece o no tal estilo o si vestirse así va en contra del pudor natural de la mujer. Estoy segura de que las críticas serán numerosas por mis puntos de vista pero es necesario despertar y actuar. ¿Hasta cuándo seguiremos calladas, apoyando esta cultura, sin defender el honor de la familia? ¿Estas modelos representan el grado de feminidad que queremos transmitir a las niñas, a nuestras hijas y a nuestras nietas? ¿Cómo evitar caer en ese torbellino que también nos ha arrastrado a muchas de nosotras? ¿Ha observado usted detenidamente la moda vigente, es decir los pantalones a la cadera, las blusas cortas, las minifaldas y los escotes bajos? A veces me ha tocado esperar en alguna sala pública y he tenido oportunidad de contemplar muchas mujeres. Algunas de ellas enseñan no sólo el ombligo, sino casi descubren el pubis, o las piernas hacia los glúteos, y qué decir de los escotes, no dejan nada a la imaginación. Hay que enseñar toda la mercancía para poderla vender. Y no mencionemos las que van casi desvestidas a la iglesia. La mujer actual deberá ser muy cuidadosa no buscando ser sexy o sensual, sino más bien se sentirá elogiada al ser llamada femenina, elegante, chic. La mujer honesta deberá provocar admiración hacia una natural belleza. Ser mujer en toda su profundidad significa tener esa dignidad propia en ella, siendo muy celosa y cuidadosa a la hora de vestirse.
El ser humano es una unidad personal de espíritu y cuerpo. Y lo más importante, somos templos del Espíritu Santo. Ser persona, ser mujer, significa valer mucho, sonar alto, resonar, sobresalir como portadora de virtudes y vida interior. Las mujeres necesitamos reflexionar más cada día frente al espejo antes de ponernos algo que no refleje esto. La protección hacia la belleza del propio cuerpo se llama pudor. El pudor es un derecho que cada mujer debe defender y enseñar a sus hijas, sobrinas, y amigas. La campaña por el pudor la inicia cada mujer que comprende esto evitando así las prendas que no van de acuerdo con la propia dignidad femenina. Dicen que en la moda todo vale y si todo el mundo lo lleva hay que ponérselo. ¡No, por favor! Hay que tener carácter y valentía. La moda tiene el poder de elevar el prestigio de una mujer pero también de desprestigiarla. Mujeres, tengan pudor… Marzo, 2007.
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