EL BUEN HUMOR VENCE AL MIEDO
Los psicólogos aseguran que el humor es siempre una victoria sobre
el miedo y la debilidad. Todos los hombres y mujeres tenemos
miedo de algo o de alguien y tratamos de ocultar esos temores o debilidades delante de los demás con una careta de seriedad y solemnidad.
Nos parece que siendo duros o por lo menos aparentando serlo, nadie
se dará cuenta de las debilidades que llevamos dentro. Si tomamos la
vida con chispas de humor y, todavía más, con carcajadas, creemos
que nuestros subalternos e hijos no nos respetarán y vendremos a
menos delante de sus ojos.
Alguien dijo que un hombre que ríe nunca será peligroso y, a la inversa,
siempre puede temerse uno lo peor de alguien que jamás ilumina su
rostro con una risa o una sonrisa. La risa es una medida saludable que
ahuyenta las depresiones y hace liviana el alma. Una risa sincera, pura
y nacida desde nuestro interior, es el mejor antídoto para liberar nuestro
cuerpo de enfermedades que no se curan con otra medicina. La risa
es exclusiva del hombre y es una forma de comunicación humana que
nos hace diferentes a los animales. Además, la risa habla en un idioma
universal, mentes de distintas razas y credos pueden identificarse con
una sonrisa.
La risa nos da alegría, gozo y libertad. Y el que es libre puede reír y
hacer felices a los demás, porque los entiende y los ama. El humor
hace bien a la vida y a la fe. Hay humanos que no asisten a las iglesias
en donde no hay alegría, en donde no se ríen, en donde son muy
puritanos. Y buscan otras iglesias en donde sienten calor humano, en
donde pueden ser ellos mismos, sin tener que fingir ni pretender ser
alguien más.
La persona verdaderamente fuerte, dice J. L. Martín D., no necesita
demostrarlo a todas horas y prefiere superar sus miedos a través del
humor. Se reconoce débil y se ríe de sí mismo lo suficiente como para
que ya no le preocupe en absoluto que los demás intenten reírse de él.
A la larga, triunfa.
La vida es demasiado seria y problemática para no endulzarla con
nuestra alegría, con nuestra risa, con nuestro buen humor. La risa además
se basa en la liberación de las tendencias agresivas y los falsos sentimientos de culpabilidad; y esta liberación nos hace quizás un poco
mejores y más capaces de comprender a los demás, a nosotros mismos
y a la existencia.
Agrega J. L. Martín D., que él está completamente convencido de
que una de las mejores sorpresas de la vida eterna va a ser descubrir
que Dios es infinitamente más divertido de lo que nos imaginamos.
Porque, efectivamente, si Dios fuera como uno de esos señores que
se ha tragado una escoba, la eternidad sería sencillamente insoportable.
Julio 2004.