Cuando yo sea presidente voy a cambiar muchas cosas... Me gustaría ser presidente y hacer de mi país la primera potencia mundial... Esta es la opinión de un niño de 13 años, preocupado por la situación problemática de su nación, cuando se le preguntó qué le gustaría hacer en beneficio del mundo. ¿Cuántas veces dejamos participar a los niños en las pláticas familiares, tomas de decisiones, asuntos escolares, nacionales o mundiales? ¿Cuántas veces pueden opinar los jóvenes y se toma en cuenta su pensamiento? ¿Cuántas veces le decimos a nuestro hijo ‘tú no puedes opinar porque eres muy pequeño para saber de estas cosas’? ¿Cuántas veces les cedemos la palabra en una discusión y realmente los escuchamos? Por lo general, los adultos acaparamos la libre expresión del pensamiento y no dejamos que los jóvenes tengan un asomo en el diálogo, conversación o charla. De los menores no se les presta atención porque creemos que no tienen la experiencia suficiente como para que valgan sus afirmaciones. Sin embargo, eso es mentira; a veces los muchachos saben más de lo que nos imaginamos y a su nivel tratan de proyectarlo. En una encuesta presentada por Mensajero se investigó a 90 chicos entre ocho y 13 años de edad. Sus contestaciones fueron sorprendentes: A la primera pregunta ¿Consideras que el mundo es bonito?, respondieron así: “A mí me gusta el mundo porque hay cosas tan bonitas como la alegría, los juegos, bueno, casi todo” (12 años). “Porque es muy lindo y porque voy a la escuela a aprender muchas cosas buenas” (10 años). “Sí, me gusta porque hay árboles, animales, ríos, flores y cascadas” (11 años).
Pero a los que no les gustaba también expresaron sus razones: “A mí no me gusta porque hay mucha contaminación” (10 años). “Porque hay mucha delincuencia, robos y muertes” (10 años). “No me gusta porque no todos somos iguales” (9 años). ¿Qué es lo que más le gusta a un niño de la vida? Algunas de sus contestaciones fueron: “Lo que más me gusta es el amor y la felicidad” (12 años). “Los animales, las plantas y todos los seres vivos” (13 años). “Me gusta estudiar para ser alguien en la vida y poder trabajar” (12 años). “Lo que más me gusta son los deportes que hacemos en educación física” (9 años). Estos niños se han olvidado de jugar y de cantar, que eran anteriormente características comunes de la infancia. Por otro lado, comentaron lo que más les molesta o entristece: “Que maten a todos los seres vivos, como plantas y animales” (13 años). “Que se peleen mi mamá y mi papá es lo que más me entristece” (11 años). “Que muchos de nosotros no vivimos en paz y que muchos niños no tienen que comer” (9 años). “Me entristece que mi mamá no tiene trabajo ni dinero” (10 años). Se les preguntó en qué les gustaría que el mundo cambiara y replicaron: “Que se acabaran la contaminación y la basura”, “Que las cosas no aumentaran de precio y que se acabara la pobreza”, “Que se acabara la maldad en las personas, la violencia, las guerras, la delincuencia y los secuestros”, “Que no haya cantinas para que se acaben los borrachos”. Las contestaciones que dieron a la pregunta: “¿Qué te gustaría hacer en beneficio del mundo”, nos hicieron reflexionar. “Ayudar a los campesinos en la cosecha de alimentos para darles a los niños que no tienen, pero necesitamos que no suban los precios, porque ellos suben y suben pero no se dan cuenta de que los padres no pueden gastar mucho dinero porque no tienen” (11 años), “Ayudar a los ancianos, abuelitos y a los niños huérfanos” (10 años), “Me gustaría ser doctora y no cobrarle a la gente pobre” (12 años), “Me gustaría ser presidente y hacer de mi nación un ejemplo para el mundo” (13 años). Con estas muestras se puede comprobar que los muchachos saben percibir perfectamente lo que sucede a su alrededor y además analizan y definen, con su limitada experiencia, las actitudes que observan; pero se guardan sus opiniones porque nunca a nadie le ha interesado conocerlas. ¿No les gustaría conocer a los padres las opiniones de los pequeños que viven en su casa?... Podrían descubrir que la mentalidad de los chicos ha cambiado mucho y que de ellos dependen la justicia y el desarrollo del mañana... Noviembre. 1996.
コメント