Últimamente dos nuevos diarios han aparecido en el ambiente
nacional, El Periódico y El Nuevo Día, los cuales sumados a
los cuatro ya existentes dan un total de seis periódicos en
Honduras.
Está comprobado que la competencia es siempre positiva porque
ayuda a los competidores a mejorar la calidad, la fecha de entrega y el
precio de su producto. Los beneficiados seremos los lectores ya que
podremos escoger, dentro de una amplia variedad, el rotativo que
mejor llene nuestras necesidades informativas, culturales, religiosas y
científicas.
Lo que llama la atención es que los medios de comunicación co-
mentan y explotan con lujo de detalles todos aquellos temas relacio-
nados con crímenes, violaciones, desapariciones, accidentes y muertes
pasionales, con la única justificación de que esas son las noticias que
hacen que una prensa se venda, al fomentar y saciar el morbo curioso
de las personas.
Con qué frecuencia la primera plana de los periódicos presenta unos
cuadros horribles, sangrientos y monstruosos de los últimos sucesos
negativos y menos edificantes de la sociedad actual.
No puede negarse que el amarillismo existe en nuestros medios in-
formativos y en los medios internacionales, lo cual demuestra el bajo
nivel de cultura de nuestros pueblos.
Lo mismo sucede con la propaganda mercantil enseñando una mujer
casi desnuda. Para poder vender un artículo, cualquiera que sea, ropa,
comida, objetos para el hogar, jabones, autos, etcétera, debe exhibirse
un cuerpo de mujer casi al descubierto; sólo así se puede asegurar el
éxito o venta del producto.
¿Por qué no sucede a la inversa? ¿Por qué no se publican mejor en
primera plana aquellas noticias positivas que ayuden a fomentar y elevar
del fango la envilecida condición humana? No hay derecho que para
salir en la prensa y en la televisión haya que cometer escándalos y
fechorías, haya que robar o mentir, haya que suicidarse o por lo menos
intentarlo, que ponerse el bikini más pequeño o la camiseta mojada,
que traficar con drogas o consumirlas, haya que practicar el adulterio.
El ex futbolista español Jesús Castro, que fue guardameta del Sport-
ing de Gijón, murió ahogado el año pasado al arrojarse al mar para
salvar a un niño inglés. Castro adquirió sus virtudes humanas en un
colegio salesiano y vivía conforme a esas enseñanzas.
La televisión española presentó la noticia en una forma sencilla y
breve en el noticiario deportivo. Y de todos los periódicos sólo uno
escribió una columnita insignificante también en la sección deportiva.
Ni siquiera mencionaron el nombre del niño salvado, ni las muestras
de gratitud de la familia, ni la admiración que debió levantar este acto
heroico en el mundo entero. ¿O es que salvar una vida no vale nada?
¿O es que arriesgar la vida por otro no tiene precio?
Si son pocos los hechos ejemplares que pueden impactar positiva-
mente en la opinión pública y en su orientación moral y cívica, con
mucha más razón deberían publicarse todos, en primera plana y con
todos los pormenores del suceso.
¿Qué acontecimientos deberían publicarse para una regeneración
espiritual? La labor social que hacen los grupos religiosos o privados;
las visitas a los hospitales y cárceles; la evangelización y ayuda econó-
mica de las iglesias y personas seglares; el apostolado de los sacerdotes
y pastores; la denuncia de abusos humanos; la conversión de pecadores
terribles; la curación de un cáncer fulminante; familias bien unidas con
testimonios de esposos e hijos ejemplares; el trabajo de Alcohólicos
Anónimos, de Senderos de Paz, del Hogar San José y de tantos otros;
la fidelidad de los trabajadores; las oraciones contestadas; muestras
de una amistad verdadera; salvar una vida; en fin, la lista sería inter-
minable.
Ojalá que los dos nuevos periódicos y los cuatro ya existentes tu-
vieran como objetivo la valorización real de los sucesos diarios y se
olvidaran del sensacionalismo y el amarillismo...
Junio, l994.
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